José Guerrero, también llamado el Yuyu da Cái, dice que sueña con ser BenHur para estar condenado a galeras, no sabe ná el tío. De todas las especialidades que pueden zamparse por el sur de España, quizás sea la galera la más singular, pues ese animalillo posee unos corales fabulosos.
Doña cigala, su majestad la gamba, el comendador lubricante o míster carabinero son las primeras en salir a la palestra en los desfiles de las marisquería y lucen muslamen cosa fina, cierto es, pero no hay quien se resista a la mordida de una galera bien cargadita, intensa, dulzona y con esa facultad de iluminarte la sonrisa en cuanto le pones la mano encima y adivinas esa estaca de coral coralino que ya quisiera lucir la más presumida sujeta a un broche en su solapa.
Tradicionalmente nuestro animalito era un subproducto de descarte, es decir, se empleaba para enriquecer sopas, mejunjes y caldos finolis de pescado, pero algún listo debió de meter la mano en el cesto jamándose una recién cocida y se armó la marimorena.
La mejor estación para comerlas es el invierno, pues vienen cargaditas, así que ya saben, si las pillan, no desesperen con sus hileras de pinchos y arremetan poco a poco, con paciencia y por el arcén, no tienen más que rasgarlas a mordisquitos con los dientes hasta alcanzar su magma sabroso. Algunos las prefieren plancheadas, pero si las disfrutan en el bar La Gitana de Sanlúcar de Barrameda, el bueno de Manolo se habrá preocupado de traerlas desde Chipiona y de llevarlas hervidas hasta su mesa y aún calientes, que es como deben comerse. Cuando tengan los labios en carne viva y necesiten un bálsamo, tómense de postre la curiosa sopa de galeras y comprueben que existen aún recetillas de los tiempos de Carpanta.
La Gitana
Plaza del Cabildo 15 – Sanlúcar de Barrameda
Tel.: 956 382 014