Mis padres han sido tenderos toda la vida y en las celebraciones destacadas sacaban de un armarito esquinero azul del trastero del garaje sus botellas de Salceda y era como un chupín de inicio de fiestas patronales.
Este que traemos a colación sigue guardando las hechuras de la casa pues lo guisan con Tempranillo y Graciano procedentes de viñedos que tienen casi mi edad, y el vino espera pacientemente guardado en barricas bordelesas durante 20 meses.
En la copa nunca defrauda y me recuerda a mi viejo, con sus gafas diminutas, sirviéndoselo a sus amigos en la mesa del jardín, con esa borrachera de fruta y madera tostada, masticable, riojano y parido para hacer feliz a las cuadrillas. Casi nada.
Precio aprox.: 12 €
www.vinasalceda.es