O de unas papas onubenses que destacan por encima de la mayoría
La última vez que anduve por Aracena casi me da el flato al no encontrar en una gasolinera las patatas del amigo Miguel Ángel López Franco, que de papas fritas sabe un rato largo. El chaval aúna tradición, arte en la fritura y gusto por los buenos ingredientes desde los años ochenta del pasado siglo, momento clave para el devenir de la humanidad pues puso en marcha por aquel entonces un despacho de papas en la Sierra de Aracena que hoy día presume de marca.
¡Casi me ahogo en un llanto!, pues como les dije no encontré las patatas porque los castas de Perdi tenían rota una pieza del instrumental con el que las fríen, ¡ay mi madre! Son unas de las mejores patatas que podrán probar al sur de Europa, sí, se que exagero a menudo en mis apreciaciones, ustedes ya me conocen, pero les aseguro que crean adicción y no podrán comerse solo una.
Como ocurre con cualquier buen pan reciente que se salga del mapamundi, las Perdi se elaboran diariamente, seleccionando las papas de mejor calidad, que pelan y repasan a mano para eliminar impurezas y sabores chungos que no sean propios del aperitivo más distinguido. Tras cortarse más gruesas de lo habitual, ¡ahí radica una de sus virtudes!, se fríen en una mezcla de aceite de girasol y oliva para conseguir su textura crujiente, controlando a mano y a ojo de buen cubero el punto óptimo de dorado y salado.
Las embolsan en diferentes formatos, pequeños o medianos para tapear con el vermú, hasta bolsones de casi medio kilo o cajas a granel de dos kilos y medio de peso, que pondrían verraco hasta al más sieso y estrecho cliente de taberna de palillo mondadientes y aserrín. A toda mecha las reparten en furgonas por colmados, tiendas de comestibles y bares, lo que hace que estén siempre crujientes y no pierdan frescura ni sabor. ¡Viva la patata frita de bolsa!, y ya puestos vivan también las olivas “adobás” y el Frascuelo y su majestad el mollete antequerano.
www.patatasfritasperdi.com
Precio aprox.: 3,5 euros la bolsa de 480 g.
Miguel Angel Lopez Franco no realiza las patatas fritas Perdi desde los años 80, sino desde el 2008, año en el cual adquirió el negocio de su auténtico propietario, «el Perdi», que si lo inicio en el año 88 del pasado siglo y que le enseñó como hacerlas. Así que «menos lobos, caperucita»