Restaurante Oria

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Pica en Flandes.

Martín Berasategui inaugura nuevo restaurante en el Monument Hotel barcelonés.

El nombre no le puede hacer mayor justicia, absolutamente monumental es el nuevo hotel que acaba de inaugurar el grupo Condes Hotels de la familia Cadarso, un hotel 5 estrellas Gran Lujo, ubicado en pleno corazón de la Barcelona modernista.

Los Cadarso, que llevan muchos años haciendo grande la hotelería condal y consiguiendo con mucho esfuerzo situar sus locales como punta de lanza de la gastronomía española, han optado en esta ocasión por un maravilloso palacete de inspiración Neo-Gótica del siglo XIX que han rehabilitado con un gustazo exquisito, y han confiado nuevamente en Martín Berasategui y su equipo para situarse al frente de los diferentes espacios que incluye la increíble oferta gastronómica del hotel: dos restaurantes, el ya consagrado Lasarte –dos estrellas Michelin- y el nuevo Oria, un rincón tope moderno y casual, a la vez que sofisticado, pensado para todos los presupuestos, no en vano Berasategui se ha empeñado en ofrecer la posibilidad de que el cliente establezca el precio que quiere pagar para poder confeccionarle un menú a medida, fórmula que ya le funcionó de miedo hace ya 25 años en su casa madre de Lasarte.

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La reforma del Monument es de tal calibre que el resultado está a la altura de los grandes hoteles que se pueden encontrar por el mundo, uno entra por el hall y perfectamente podría pensar que está en Londres, New York, Tokyo o Hong Kong. Las habitaciones exclusivas y las suites derrochan lujo y estilazo por doquier, pero lo enorme del asunto, y lo que nos concierne, es que la planta baja del hotel se ha convertido en un gran espacio dedicado al goce y el despelote lúdico y gastronómico. Grandes ventanales abiertos a la calle Mallorca y una arquitectura de interior contemporánea y muy confortable convierten el lugar en un alarde de  hermosura sin igual. El espacio está ordenado de tal forma que en cuanto encuentras acomodo, uno no tiene la sensación de compartir espacio con el resto de vecinos que beben y charlan, al contrario, prevalece la sensación de no querer levantarte de la butaca en mil años y ese hormigueo que te sacude el espinazo te hace sentir como el rey del mambo y de las conversaciones privadas.

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De noche es lugar para gozar y no ser visto si uno no quiere, aunque todo el mundo asome el cuello en plan jirafa para lucirse, no en vano se ha convertido en tiempo récord en el lugar de moda de Barcelona city, pero si se hospedan y al día siguiente bajan a desayunar, fliparán con el cambio de ambiente, a primeras horas reina la tranquilidad y el sosiego, el servicio es a la carta y el nivel de lo que te llevas al coleto es de echar a llorar y no parar, pues todo se hace en las cocinas de la casa, el pan, la hojaldrada bollería, los revueltos, la mermelada… ¡de locura!

Por si fuera poco, el lugar cuenta con un Hall Cocktail bar de campeonato donde Javier de las Muelas prepara unos tragos siderales, que se combinan con una pequeña carta de especialidades pensadas por el propio Martín, que resignado a acompañar los bebercios en los grandes hoteles del mundo siempre con patatas chips, almendras y cacahuetes, se ha quitado aquí esa espinita planeando unos picas y platos que son purita dinamita: desde atómicas hamburguesas hasta, ensaladas, sándwiches o carpaccios,  pasando, por supuesto, por frituras finas como las peinetas de nácar, prueben los buñuelos de bacalao o las cremosísimas croquetas de jamón ibérico para ver París en Cinemascope, y descubran que en una barra tan suntuosa como elegante también se puede comer como el marajá de Kapurthala.

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Una vez que uno está ya listo y mató la sed con una cerveza, repanchingado un instante en alguno de los butacones del bar, lo mejor es pasar al fondo, alrededor de una chulísima alberca, y como si uno fuera el último nazarí que habitó en la Alhambra, ponerse morado con la delicada cocina del Oria, que bebe de las fuentes de la culinaria más enraizada de Berasategui, esa que mamó de chaval en las calles de la parte vieja donostiarra y que se cimentó en el muelle, en las huertas, en las tabernas y en todos los puestos del mercado. Eso sí, evolucionada y pasada por el tamiz que proporcionan sus 7 estrellazas Michelín y la experiencia que proporciona el trabajar bien arrimado a la modernidad, al sentido común de su estética y a los valores que siempre quedan patentes en sus platos: sabor, suculencia, oficio y belleza.

Tras zamparnos un buen jamón o una extraordinaria brandada, un steak tartare soberbio o unos buñuelos de morcilla  con puré de manzana, no es ninguna tontería armarse de gula y atacar el canelón de rabo de buey con setas de temporada, que es un homenaje al gran plato barcelonés por excelencia, o pegarle un buen sorbo a la sopa de almendras con vieiras y pan de patata o ir directos a por el arroz meloso con almejas y txangurro o al ravioli negro de bogavante y jengibre, que están de muerte. El lomo de rape con berberechos y alcachofas tiene ese plus de los platos guisados de pescado que salen de la factoría Berasategui, que posee el don proverbial de ligar kokotxas y salsa verdes marineras como ningún cocinero del orbe. No pueden irse del lugar sin hincarle el diente a la tremenda chuleta gallega del amigo Luismi, asada y servida con pequeños costrones de pan, pimientos y un jugo ligado con tuétano de vaca que está para tirárselo por la cabeza y pegar saltos, qué difícil es construir un plato de alta cocina con una chuleta y salir victorioso del envite.

Los postres tienen el sello de Martín en cada una de sus piezas, igual da que sea helado, granizado, crema o ganaché, todo sabe de miedo, es profundo y ligero a la vez como la fina seda que llegaba a Barcelona en barco desde oriente. Babearán con la infusión de arroz con leche, cardamomo y yuzu, o con el borracho acidulado con fruta de la pasión y mango, el pastel tibio de almendras o la cuajada de hinojo y chocolate con sorbete de manzana ácida.

El equipo del Monument es de champion total, las bellas Miriam Cortijo e Inés Vázquez, al mando de la dirección del hotel y la comunicación respectivamente, el gran Paolo Casagrande llevando la batuta del Lasarte y como chef ejecutivo general de todo el entramado gastronómico y Filipe Carvalho y Maria Gonzalves haciendo virguerías con la cocina y la pastelería de Oria. ¡Qué nivel Maribel, larga y monumental vida!

Restaurante Oria (Monument Hotel)
Paseo de Gracia, 75- 08008 Barcelona
Tfno: 935 482 000
info@monument-hotel.com
www.monument-hotel.com

COCINA Todos los públicos
AMBIENTE Sport-Elegante
¿CON QUIÉN? Con amigos / En familia / Negocios
PVP MEDIO: 40 €

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