Tondeluna

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O de la sucursal logroñesa del Echaurren de Ezcaray.

Igual que en la Galia de Astérix, existen aún aldeas inconquistables y bárbaros irreductibles que hacen frente a la ocupación de la modernez inane y el chafardeo. Uno de estos sitios es Tondeluna, un villorrio del valle riojano del Oja, donde viven en paz tres vecinos y literalmente cuatro gatos. De apacible paisaje y topónimo sonoro, ha prestado su nombre a un proyecto en guerra contra el invasor. Ahora ya no es Roma ni el ejército napoleónico quien nos da el tostón, sino esa gastronomía vacua que nos asedia sin piedad por todos los frentes.

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tondeluna_5Francis Paniego es uno de esos locos que combaten la tontería culinaria como tiene que ser, sartén en mano y sentido común en ristre. Desde hace muchos años en Echaurren, su plaza fuerte en Ezcaray, y desde 2011 en el Tondeluna de Logroño, rindiendo homenaje a la cultura y tradiciones de su valle natal. Esos orígenes, bien entendidos y adaptados al tercer milenio se pueden ver, oler y zampar en su comedor logroñés, pues a medio camino entre un bar de pintxos y un restorán de postín, Tondeluna señala el camino de la nueva cocina riojana, llena de esencia pero alejada de las populosas tabernas de la calle Laurel.

No se confundan ustedes, lo que han montado Francis y su mujer Luisa Barrachina no es un gastrobar pedorro al uso de tantas sucursales de chichinabo con apellido estrellado. Tondeluna es un sueño largamente acariciado, una idea gestada desde los comienzos en el oficio de ese hijo bien enseñado que es el chef Paniego. De su madre Marisa Sánchez, alma y jefa suprema del Echaurren, se ha llevado a la capital su obsesión por el producto, la entrega por un trabajo bien hecho y unas croquetas estratosféricas. De su parte pone Francis las ideas, la experiencia y una cocina sin trampa ni cartón, tratando de crear un vínculo entre el comensal y la comida, una relación íntima propiciada por un espacio sencillo y una decoración acogedora cimentada sobre madera y luz a cascoporro. Lo importante es el contenido del plato y que el cliente sienta el proceso de elaboración lo más cercano posible. De ahí la cocina abierta y esas bandejas auxiliares junto a las mesas donde se remata la receta para goce del cliente hambriento. El camarero se convierte en cocinero y al revés, eliminando las barreras tradicionales entre sala y fogón.

tondeluna_6La carta de Tondeluna está compuesta por raciones y medias raciones, un plan idóneo para las seis mesas corridas de las que dispone la sala, pensado para disfrutar en grupo o en sana compañía de desconocidos, si tienen suerte igual se les sienta a la vera Mónica Bellucci, ¡quién pudiera! Entre las opciones, productos de la tierra e ingredientes de temporada como los pimientos riojanos con huevo y patatas o el tártaro de tomate con un carpaccio de gambas, ajo blanco y caviar de vino tinto, delicadeza pura. Clásicos del copón como las croquetas “que mi madre Marisa nos enseñó a hacer”, majestuosamente viciosas y súper cerdacas, o platos tradicionales vestidos con ropas nuevas, como la ensaladilla rusa con mahonesa ligera y la menestra “verás qué buena”, un platazo que alberga varios mundos dentro de sí, con las verduras inmaculadas, en su punto, y una salsa estirada que sigue mostrando escote como una tonadillera deslenguada. ¡Las viejas rockeras nunca mueren!

tondeluna_4Recetas de autor conviven sin pegarse tortas con platos tradicionales y otros más exóticos, véanse los langostinos en tempura y mahonesa de kimchi o el ceviche de salmón y alga wakame. Opciones para todos los gustos y aptas también para celíacos en su amplia mayoría. A destacar también las lechecillas de cordero con huevo a baja temperatura, papada y crema de patata, paposas y sabrosas hasta el infinito, y los postres para gozar sin freno, como el helado de mojito con fresas y sopa de frutos rojos o el chocolate con pan, aceite de oliva, sal y helado de café, que es uno de esos vicios que te hacen creer que los matrimonios idílicos existen más allá de los programas de José Luís Moreno.

tondeluna_3En cuanto a los vinos, tienen una bodega pequeña pero bien escogida. Cuarenta referencias para regar el buche divididas entre blancos, tintos, rosados, dulces y espumosos, todos de la región y sugeridos por los mismos clientes en el restorán o a través de redes sociales, que en Logroño son muy modernos también y no sólo Steve Jobs tenía Wi-Fi en casa. Punto inmenso a favor de Tondeluna y aún poco visto por estos lares, ¡permiten con alegría que vayas con tu propia botella de casa y no te cobran el descorche!

Como una camisa de sastre con vaqueros “pitillo”, Tondeluna es informal pero arreglado y a golpe de afabilidad, cercanía y con una cocina fresca y sorprendente Francis Paniego y su pandilla han hecho realidad ese sueño tanto tiempo acariciado: construir una habitación propia en una aldea irreductible, ¡chapó!

Tondeluna
Calle Muro de Francisco de la Mata, 9 bajo
26.001 Logroño, La Rioja
Teléfono: 941 236 425
Web: www.tondeluna.com
Email: info@tondeluna.com
Cierra: Domingos noche

COCINA Todos los públicos
AMBIENTE Modernito
¿CON QUIÉN? Con amigos / En pareja
PVP MEDIO: Menús desde 20 € + IVA, Carta 40 €

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