A Fuego Negro

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O de un tasco desinhibido, fresco y canalla.

Unos cachondos mentales que gastan sabiduría fogonera y sentido del humor.

La pandilla de A fuego Negro tienen más mérito y moral que los del Alcoyano porque es la pera limonera hacer cosas tan complicadas en un espacio tan pequeño y sobre todo conseguir empapar todos y cada uno de los rincones de su peculiar garito, y todos y cada uno de sus platillos, de la imaginería y las aficiones de los patrones de la casa, los hermanos Amaia García de Albizu y Edorta Lamo. El lugar mola, sin duda alguna, la música es la caña y todo lo que cuelga de las paredes, para un coleccionista de chorradas con la enfermedad de Diógenes como yo, pues se torna en el paraíso: viejas entradas de conciertos, portadas de cómics, vinilos, muñecos de trapo, de goma, carteles publicitarios, luminosos y toda esa cacharrería que hará enloquecer al más pintado desviado.

A estas alturas no habrá que explicar que AFN es tasco desinhibido, fresco y canalla donde se resuelven unas tapas galácticas, platillos con mensaje cifrado que te arrancan media sonrisa, te hacen voltear la memoria culinaria y que además de estar paridos por unos cachondos mentales, gastan de sabiduría fogonera y sentido del humor.
La barra está muy bien surtida y mejor atendida, da gusto entrar por la puerta y flipar cómo a pesar de la modernidad que se masca en el ambiente, la intendencia ha sido capaz, no ya de espantar al poteador que se enrosca la txapela y bebe vino peleón, ¡qué va!, sino de atraerlos como la miel al moscardón. Vayan y vean, allá están todos para gloria del garito, que precisamente fundamenta su oferta en este hecho circunstancial, saber beber de las fuentes de la tradición más tasquera para poner patas arriba ese mundo viejales del agua de seltz, el sifón, el marianito, la banderilla, la servilleta de papel y el serrín por el suelo.

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Tal vez por eso en la barra nunca falta una buena tortilla de patatas, encurtidos guapos, gildas o lo que se tercie, eso sí, al ritmo de algún son cubano y admirando, de refilón, la desconcertante exposición de Maese Ronquete, que trastoca de pies a cabeza a golpe de mazazo “photoshop” toda la imaginería más “ñoñostiarra”, haciendo saltar por los aires la barandilla de la Concha o plantando el salto del Niágara frente al mismísimo Hotel de Londres y de Inglaterra, ¡de flipar!

El tasco cuenta con multitud de pichorradicas multicolor, entre otras unas de las olivas gordales preñadas de vermú más atómicas de este lado del Misisipí, y tienen picoteos como las “black rabas”, puro petardo chipironero, o el helado de txangurro donostiarra, que son emblema de la casa. Luego hay una carta loca como una peli de Jess Franco, compendio de los mejores bocados del lugar. Reconozco que siempre entro en el fogón a husmear qué es lo que se cuece, me la pone mirando a Cuenca golpear las dos hojas batientes de la cocina y entrar a lo vaquero en la cocina, saludar a Edorta y sus compinches y pillarlos con las manos en la masa.

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A la hora de la verdad, me gusta comer pieles bravas, que son pieles de papas fritas, ¡sí!, como de peli Papillon de Dustin Hoffman pero ricas un rato, doy fe de que se comen a dos carrillos. Siempre cae algunas de sus apetitosas ensaladas, como la de brandada de bacalao con naranja, cebolla roja y aceituna negra o la de vainas con ajoblanco de patata y mojama, ¡ñam! Nunca falla el cubo de pollo frito con sus pechugas, alitas, muslacos y pieles, que ellos llaman “Lumagorri fraitxiken”, que además de crujiente, sabroso, adictivo y delirante, incluye un CD de los Gallinero All-Stars, que son los asombrosos músicos que han compuesto desde hace ya algunas temporadas la sintonía de las entregas televisivas de Robin Food, junto a otro gran titán que es Mikel Azpiroz de Elkano Browning Cream.
Hay otros bocados bien curiosos y electro jazzeros como esas ortiguillas donostiarras que las sirven con una personal leche de tigre o el de gamba, “rekesón, regaliz & guisantes kongelaus”, ¿cómo se quedan?

Si quieren salir despavoridos pero con un sabor dulce en el morrete, no está mal atacar antes del café a un zombie, cuchara en mano, que los de AFN han convertido en un festival de fresa, cacao y chocolate, ¡desparrame total!
En definitiva que este es ese lugar que no se parece a ningún otro en el que uno se lo puede pasar como un enano bosquimano. Alegras el oído, siempre encuentras cerveza a cascoporro, buenos vinos, copas bien servidas y un entorno paradisíaco, el de la Calle treinta y uno de Agosto, ni más ni menos. ¡Ahí queda eso!

A fuego Negro
C/ 31 de Agosto
Donostia
Tel.: 650 135 373

www.afuegonegro.com
jan@afuegonegro.com
COCINA Todos los públicos
AMBIENTE Tasca Modernita
¿CON QUIÉN? Con amigos
PRECIO MEDIO: 40-50 €

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