Oriza

O de cocina vasco-andaluza.

Desde hace treinta años da fe de que la unión norte-sur ofrece excelentes resultados.

Si vieron ustedes la película más exitosa del año, sabrán perfectamente quiénes son Rafa y Amaia. Incluso puede que sean capaces de cantar la retahíla de los famosos ocho apellidos vascos, aunque sabrán reconocer que el idilio entre vascos y andaluces no es tan difícil como lo pintan en la pantalla del cine y es enamoramiento que viene de muy lejos. Sin duda, después de pasear en coche de caballos junto al Guadalquivir al son de “Los del Río”, el señorito sevillano hubiese llevado a Amaia al restaurante Oriza para impresionarla, rematar la faena y de paso encontrar más pruebas de que la mezcla “vasco-andaluza” funciona de perlas.

El Oriza está en el mismo cogollito de Sevilla, barrio de Santa Cruz para más señas, en un entorno de tronío y olé, rodeado de los Jardines de Murillo, el teatro Lope de Vega y los Reales Alcázares, a cuya vieja muralla está pegado como un solomillo a una cinta de chuletas. Allí se enamoran diariamente anchoas guipuzcoanas y aceite de oliva sevillano, y se dan el lote mezclas culinarias de aquí y allá, sin ningún complejo ni chorradas. Desde hace casi treinta años, el restaurante Oriza da fe de que la unión norte-sur da excelentes resultados, siendo uno de los restoranes que ha escrito la historia gastronómica más reciente de la ciudad.

Ubicado en una casa señorial de 1926, el local es imponente y su comedor principal, alojado dentro de un antiguo invernadero de estilo modernista, es capaz de hacer temblar las rodillas de las más fiera mujer vasca. Cuando vea sus columnas, su estructura de forja y se acomode en una de las elegante mesas, le dará igual el acento del acompañante o que sea más feo que Poncio Pilatos. Si lo pensamos bien, el pobre Rafa podría haberse evitado así todo el follón, pero nosotros nos hubiésemos quedado sin película y el bueno de Rovira sin su Goya a actor revelación.

Como en las películas de amor, donde lo importante es saber si al final acaban juntos o no, aquí lo esencial es probar su cocina, y en Oriza se guisa cocina de temporada con la mejor materia prima local y una clara identidad vasco-andaluza, uniendo tradición y evolución. Su carta está llena de recetas suntuosas, de las que despiertan el apetito con sólo leerlas, actuales pero sin estridencias, respetando el aura elegante que tiene el garito.

En esta particular versión del chico-conoce-chica-y-se-enamora-hasta-las-trancas, Eneko Galarraga, recio cocinero donostiarra, viajó al sur para rendirse no a una hembra sino a una ciudad. Curtido junto a maestros como Inaxio Muguruza, Martín Berasategui o los hermanos Roca, en 2003 hizo las maletas y se largó a la bella Sevilla, no sabemos si perdió su silla, pero sí la chaveta por el sol y el aroma del azahar. Allí ejerce de jefe de cocina del Oriza, guisando platos con tantos apellidos vascos como las alubias de Tolosa con berza y chorizo o el villagodio con patatas y salsa bearnesa. Pero si de fusión hablamos, hay que destacar parejas de hecho que funcionan de pelotas como las anchoas del Cantábrico en salazón con salmorejo, los chipirones de Isla en su tinta o la ensalada de vieiras con mollejas de ternera y mojama de Barbate. Con un estilo más innovador aparecen propuestas de carta como el lomo de atún a la parrilla con pisto y wasabi, los espárragos de Navarra con vinagreta de tomate y mahonesa de eneldo, la pechuga de pato con salsa española, chutney de piña y anís estrellado o la pechuga de pichón con champiñones, coliflor y tostada de sus higadillos.

Nunca faltan propuestas propiamente norteñas como las Alubias de Tolosa con berza y chorizo, la merluza a la “Ondarresa” o el bacalao al Ajoarriero.

Rizando el rizo, desde su remodelación en 2010 cuentan con cinco ambientes distintos y complementarios entre sí. En la entrada está la barra y un pequeño comedor, conocido como “Bar España”, con un perfil más informal de tapeo y raciones. En su oferta, recetas tan sencillas y esplendorosas como la ensaladilla de gambas, la chistorra o los chocos fritos que conviven con elaboraciones como el arroz meloso de pil-pil y vizcaína o la torrija de mar con caballa y cítricos. Aparte del bar, tienen un kiosco para tapear o tomarse unas copichuelas, una magnífica terraza con vistas y el restorán propiamente dicho, con un salón principal y cuatro comedores privados.

Múltiples opciones capaces de encandilar a cualquiera, aunque no tenga los apellidos correctos. Ya se sabe que las películas más taquilleras siempre tienen la misma coletilla, “fueron felices y comieron perdices”. Perdiz asada con trigo cremoso y trompetas de la muerte, eso sí. También la tienen en carta.

Oriza y Bar España
C/ San Fernando, 41
Sevilla
Teléfono: 954 22 72 54
Web: www.restauranteoriza.com
Cierre semanal: domingos noche, cierre anual mes de agosto

COCINA Todos los públicos
AMBIENTE Modernito
¿CON QUIÉN? Con amigos / En pareja / Negocios
P.V.P: 70 €