O del reino de Ricardo, Iñigo y Asier.
Un asador en el que podrán darle al txakoli y reírse de Jalisco.
“Es el vino de la tierra. Y no lo decimos precisamente en el sentido de que sea el que más se beba en ella, sino en el de que es el único vino que se elabora en el país. Se acostumbra a hablar del chacolí como de una bebida muy agria. Y así lo definen también la mayoría de los diccionarios, más o menos académicos. Pero, en rigor de verdad, no es más ni menos agrio que varios otros vinos nacionales. El Ribeiro gallego, por ejemplo. Desde luego, el chacolí blanco, que es el único que se hace en Guipúzcoa, y precisamente en los pueblos costeños de Guetaria y Zarauz, no tiene nada de agrio a los tres o cuatro años de su elaboración. Es más, el que se conserva en las botellas de muchas de las bodegas -sobre todo, particulares- de San Sebastián, puede muy bien competir en “bouquet” con cualquier vino del Rhin. Y es de ver con qué cuidado y parsimonia, al objeto de que no se remueva el poso del fondo de tales botellas, escancian su contenido algunos viejos bebedores donostiarras… Es un verdadero rito el que ellos practican en tan solemnes momentos. De todas suertes, no molesta a los guipuzcoanos el que muchos forasteros hagan poco aprecio al chacolí. Más aún, parece que temen que algún día se aficionen éstos demasiado a él, porque, en tal supuesto, y como no es bebida que se elabore en gran cantidad, bien pudiera suceder que faltase a los naturales del país.”
¡Toma sopa de Maricastaña! El fantástico texto que acaban de leer no lo escribieron mis dedos, ya quisiera uno, pues está transcrito de un precioso folleto de 1950 titulado “Guía Gastronómica de San Sebastián”, editado por exclusivas Izar. Han cambiado los tiempos que es un demasié y tan solo de pensarlo entra la risa, pues el inocente redactor describe la pureza de un vinillo de la tierra que considera incorruptible y al alcance de pocos afortunados, debido a la escasez de su elaboración. Hoy son casi dos millones de litros los que embotellan las bodegas adscritas a la denominación guipuzcoana de un vino fresco del año que ha sabido envalentonarse con la modernidad dejando de ser un refresco para convertirse en una dama bien vestida, esbelta y mejor peinada.
Y la mejor manera de disfrutarlo es acercándose hasta Getaria para tomar el aperitivo en el Amona María, frente al Kaia-Kaipe. Amaia Arregi, hermana de Igor, sheriff del vecino Kaia, se aventuró hace tiempo en un fino ultramarino que solo dispensa golosinas, bien elegidas, que enseñan el muslamen en los expositores según entra uno por la puerta, para volverse loco. Pueden escoger cualquier conserva o sobre o tarro o bolsa o lo que les apetezca y se lo comen allá sentados, en unas pocas mesas interiores o en una terraza mirando al puerto… jamón, salchichón y lomo ibéricos, mendreska en aceite, verdel ahumado o patatas fritas de bolsa de categoría, lo mismo da, pero no se pongan morados, porque el mejor plan es dejar un hueco para rematar el festival de la jamada en el vecino Mayflower, un asador que lleva mucho tiempo dando de comer al respetable.
Con las brasas de una parrilla diminuta y con un pescado y un marisco de irreprochable factura, montan en este tasco todos los servicios, mediodía y noche, un cifostio de considerables dimensiones, sacando mesas a la velocidad del rayo, igual dan salmonetes que cogotes, rodajas de bonito, rapes, lenguados, verdeles y chicharros en temporada o cabritas pequeñas, bien regadas de refrito de guindilla, vinagre y ajos y las obligadas fuentes de ensalada y patatas fritas, por ese curioso fenómeno paranormal que consiste en que el turista no entiende nuestra sana costumbre de comer el pescado limpio sin más aliño que su propio jugo, sin trampa ni cartón. Pero bienvenidas sean las papas, uno de los mayores logros de la civilización contemporánea, dicho sea de paso. El servicio es atento, desenfadado y eficaz a tope, lo que se agradece en estos tiempos en los que a muchos no nos apetece vivir experiencias extrasensoriales en la mesa y sí echar mano a la cabeza de un buen pescado para rechupetear como auténticos marranos.
El resto de la carta no ofrece complicaciones, algo con fuste de entrante, muy rica la sopa de pescado, los chipirones o las gambas a la plancha, el pulpo a la gallega, unas anchoas en aceite reventonas, kokotxas asadas a la parrilla o rebozadas o cigalitas rebozadas de aúpa. Luego queda recrearse con las bondades del mar, -las sardinas y el rodaballo merecen especialmente la pena- tocadas por el punto mágico del carbón y un marisco de rechupete. Para los carnívoros empedernidos nunca falta una hermosa chuleta de vaca o solomillo a la plancha, pero déjense de pamplinas porque aquí lo que toca es ponerse morados de todas las joyas del fondo de mar, donde vive Bob Esponja. Rematen en plan cerdo, los postres son de factura casera y están bien ricos, un poco de fresas con nata, rollo antojo de embarazada, arroz con leche, tarta de manzana, de whisky, de queso, de trufa, flan, copa de la casa si nos pierde la glotonería o un poco de queso del país o cuajada si somos más tipo vasco recio jugador de mus que todo lo que gana lo entrega en casa y los domingos va a misa.
Hagan lo que les plazca pero disfruten sin remilgos, entregados hasta las cartolas, pues sentados en la terraza del Mayflower con una panorámica costera de alucine, podrán darle al txakoli y reírse de Jalisco, ¡gora Getaria!, paraíso sin parangón comparable al Japón en exotismo y diversión.
Mayflower
Katrapona Kalea nº4
Getaria
Teléfono: 943 140 658
Email: asierantomas@hotmail.com
Cierra: noches desde noviembre a marzo
COCINA Todos los públicos
AMBIENTE Tasca
¿CON QUIÉN? Con amigos / En familia
PRECIO 50 €