O de una cocina sin chorradas.
Abrió sus puertas hace poco más de un año, plantando cara a los tiempos de “grisura”.
No sé si les hable aquí alguna vez del bueno de Fernando Garate, senador romano plenipotenciario del mismo Eibar, que además de ser un pedazo de amigo sin fisuras, es tipo que en los asuntos del comer se desenvuelve con el mayor deleite y disfrute imaginables. El hombre es feliz en la abundancia, generoso y espléndido hasta el extremo cuando se siente rodeado de amigos y los ve masticar a tres carrillos porque más que cien kilos de camarones, chipirones, kokotxas o lenguados, lo que le alimenta es ver dichosos a los que le rodean, zampando golosinas a las que se les acaban los adjetivos superlativos.
Piensen en cualquier manjar, él ya lo habrá probado, o en cualquier restorán del mundo civilizado que les venga a la cabeza: allá tendrán a buen seguro siempre el recuerdo de un tipo que volvió una y mil veces y se zampó con voraz apetito todos los platos de la carta. En todos los lugares le temen y quieren como a las marquesas de antaño porque Fernando es el puto amo, una supernova, así que cuando él dice que un tasco hila fino, tardo segundos en buscar hueco para acercarme y comprobar in situ que el pimpollo nunca falla, ¡qué zorreras!
Así ocurrió con Sukalde Kultura, un garito del antiguo que abrió sus puertas hace poco más de un año y que es una de esas propuestas que planta cara a los tiempos de “grisura” que nos están tocando vivir; cocina sin chorradas, sencilla, sabrosa, de buen trazo, que es compartible en todas sus versiones: tienen una carta corta y sencilla, pero lo mismo se puede comer de raciones que de pinchos o algún platillo suelto, o combinar una cosa con otra y llenar la panza en goce común, que es la mejor manera de pasárselo teta y rascar lo menos posible los bolsillos: la puñetera crisis también tiene sus antídotos y este tipo de oferta abierta es uno de ellos.
Iñaki e Aitziber, la pareja que regenta el garito, tenían claro que después de haber andado un largo camino en distintos establecimientos, -Iñaki en concreto ha estado al frente del Cascanueces e Ikaitz de Gros-, querían plantear algo distinto, con una impronta propia y acorde al momento, un lugar en donde lo mismo te pimplas un vino con el pincho de rigor elaborado al momento, que le atizas a un plato de la carta, te pegas el festín o disfrutas de un copazo en condiciones en la sala Gin, que suena a putiferio de los Charlines pero que, sin embargo, es lugar tranquilo y apetecible.
Muchos tenemos el recuerdo aún vivo de este local que en sus orígenes fue una trapería, luego chatarrería y después alojó distintos negocios, entre ellos de hostelería, como cuando un joven Asier Abal plantó allí sus reales con una cocina también posibilista y tope gustosa.
Ahora al mando de la nave están Iñaki y su chica, ayudados por Sergio y Antonio en los fogones y las simpáticas Noe, Arantxa y María en sala, y ya cuando uno se acerca a esa cueva de Alí-Babá, llena de maderos en suspensión, se olfatea que el asunto será cuando menos distendido y muy cachondo.
En la barra tiran unas cañas pelotudas y preparan pinchos sin gilipolleces y hechos al momento que valen un potosí: una tortilla de patatas reventona, irresistible ensaladilla rusa, minis de todo tipo, anchoas, fritos caseros, etc. Es empezar a picotear y no parar, así que lo mejor es acomodarse en algunas de las mesas y sucumbir a la tentación.
Los platos de bacalao gastan buena factura, los pimientos rellenos, la tortilla de bacalao o su majestad el rey del mambo, don bacalao al pil pil.
La oferta es concisa pero certera, nunca falta un buen trozo de foie gras, jamón ibérico, espárragos con dos salsas, una ensalada de morrones y ventresca tope jugosa, riquísimas berenjenas con gambas, anchoas o cualquier otro marisco a la plancha.
Las propuestas, que no suelen llegar a una docena, varían mucho dependiendo de lo que encuentren cada día en el mercado, pero además de lo descrito siempre hay algo para los carnívoros, como el solomillo con guarnición, y para los que se pirran por lo dulce, especialmente recomendable la tatin de manzana hecha en casa.
Con todo esto metido en la mochila han conseguido en poco tiempo hacerse un hueco importante en el barrio, lo que dice bastante de su labor, así que si quieren ocupar alguno de los dos reservados, hagan el favor de llamar con antelación porque se llena en un periquete.
Sukalde Kultura
Paseo de Heriz, 3
San Sebastián
Teléfono: 943 227 482
www.sukaldekultura.eu
sukaldekultura@gmail.com
COCINA Todos los públicos
AMBIENTE Modernito
¿CON QUIÉN? Con amigos / En pareja / En familia / Negocios
PRECIO 30 €
