Ristorante Baccano

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O de un bistró de ensueño.

Un lugar con aspiración de gran metrópoli que es una auténtica bacanal romana.

Si en 1960, cuando se rodó La dolce vita de Federico Fellini, frente a la Fontana de Trevi hubiese estado emplazado el restaurante Baccano, tal y como hoy se concibe, a buen seguro que Anita Ekberg hubiera dejado de mover sus despampanante y voluptuosa figura en esa suerte de danza que dejó noqueado al bueno de Mastroianni, y el grito de ¡Marcello! hubiese servido sobre todo para espolear al italiano y llevárselo ipso facto al garito de enfrente a pegarse un festín de los que marcanépoca. Me apuesto un dedo del pie con su juanete a que así hubiera sido.

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Si en algún momento pasean sus reales por la ciudad eterna, más tarde o más temprano darán con sus huesos en la Fontana de Trevi, es inevitable, no se resistan. Inmediatamente se amigarán con el guiri que todos escondemos dentro y se descubrirán tirando moneditas a la fuente cual mamelucos de postín, ¡porca miseria!

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Para subsanar semejante desliz lo mejor es salir pitando del lugar del influjo y encaminar los pasos al restorán de hermosas vidrieras que luce justo enfrente, Baccano, un bistró de estilo mediterráneo, que gasta un ambiente a caballo entre los garitos parisinos de los años veinte y el propio, mucho más contemporáneo, de los establecimientos neoyorkinos.

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baccano_8Baccano es uno de esos lugares que te puedes encontrar en cualquier gran ciudad del mundo, un sitio con aspiración de gran metrópoli, en el que puedes comer y beber desaforadamente, con un horario interminable, desde las seis de la mañana hasta las doce de la noche y en el que el límite de gasto es incalculable. Todo está diseñado para que te entre por lo ojos, expuesto para engancharte al mínimo renuncio, ¡zas!, con una zona de ostras impresionante nada más entrar y una barra amplia y tope dinámica en la que se preparan cócteles con una agilidad pasmosa.

Tampoco faltan fuentes de mariscos, trufa, una zona dedicada a productos italianos de exposición, con especial incidencia en los fiambres y quesos más representativos del país, y una cocina a la vista donde gozar con el espectáculo del estofado y rehogado en directo, todo englobado en un concepto de lo más versátil y dinámico, ¡menudos cracks!

El chef de la casa, Alessandro Cecere tiene mano el muy bandido, basta con probar la ensalada César que prepara, con una salsa super ligera hecha con huevo, que está de muerte.

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Se salen del mapa el steak tartare y el carpaccio de carne, de perfecta factura, y esa especie de antipastis a base de queso de bufala que bien acompañan con anchoas del Cantábrico –de la marca Nardín en concreto-, con jamón Ghirardi, atún siciliano o salmón ahumado entre otros.

Las pastas caseras también son de nota, la que elaboran con trufa blanca está increíble, al igual que los tagliolini con gambas, queso pecorino y menta, y la amatriciana, una pasta ancha sabrosísima con una salsa de tomate y bacon, que es para hacerle un monumento.

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Hay diversos platos de pescado y carne donde elegir y unas hamburguesas atómicas que hacen que babees como un mastín del pirineo; nos metimos entre pecho y espalda la Royal Burger, con un pan delicioso hecho por ellos y rellena de carne, lombarda, queso fontina y patatas, ¡para mear y no echar gota!

Hay una parte de la carta dedicada solo a producto, una selección de quesos italianos y franceses de flipar en colorines, entre los que nunca puede faltar la burrata, una especie de mozarella pero más fresca, que chorrea nata y es una salvajada feliz, acompañada de aceite de oliva virgen extra italiano y unas láminas finas de bottarga, que son huevas de atún saladas y secas. ¡Demasié para el body!

baccano_7Igualmente recomendable la selección de la mejor charcutería italiana: mortadela trufada, tocino blanco curado, zampone -que es un embutido relleno como una bomba nuclear-, salami, etc.

En definitiva, una auténtica bacanal romana, nunca mejor dicho, de productos fetén a los que es imposible resistirse, un bistró cosmopolita e internacional, en el mejor sentido de la palabra, que vale un potosí.

Para acabar de rematar la faena echen un vistazo a la carta de vinos, puro despiporre, que habla bien a las claras de la debilidad confesa del director del chiringuito, Fabio Casamassima, un tipo espigado y elegante con pinta de dandy que se pirra por los mejores vinos del mundo; pasión que traslada con acierto a la oferta de su establecimiento.

En Baccano el que no se despelota es porque no quiere. Así que si van, preparen la cartera con bien de dirus y disfruten como caimanes. ¡Salud!

Restaurante Baccano
Via delle Muratte, 23 / 00187 Roma (Italia)
Tfno: +39 06.69.941.166
www.baccanoroma.com

COCINA Sport elegante
AMBIENTE Modernito

¿CON QUIÉN? Con amigos/pareja/familia

PRECIO 60 €

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