O de un tasco mítico que sigue en pie, adecentado y mejorado con creces.
En el momento de escribir estas cuartillas, el otoño recién estrenado nos regala una semana de solazo de exposición, pues San Miguel Arcángel, que tuvo la gentileza de echar del paraíso a Lucifer y sus secuaces, ha cumplido con otro cometido que nos es mucho más grato, traernos en bandeja de plata su afamado veranillo, un periodo de transición añorado e idolatrado para todos los que sufrimos ante la idea de tener que desterrar la alpargata y la pantaloneta de pana.
San Miguel se ha portado, efectivamente, fiel a su cita anual, y a uno le entran unas ganas terribles de despelotarse y rebozarse de nuevo en arena, trincarse todo el txakoli de la comarca y fumarse unos habanos gruesos como estacas en una solana a la vera de una parra. Así que la tentación más sensata es arrancar la motocicleta y plantarse en uno de esos merenderos de toda la vida, que aún sigue en pie y no se ha ido al carajo, tasco mítico en el que el menda se mamaba de joven como un ceporro y que hoy no solo no está cerrado, sino que ha sido adecentado y mejorado con creces.
Estebenea, que ocupa un viejo caserío de 1806 perfectamente rehabilitado, es un emblema del barrio de Olaberria irunés y lugar histórico de reunión de sus vecinos. Tiene todo el encanto del auténtico tasco merendero popular “marrano” campestre en el que se juntan moteros, porreros, toreros, ejecutivos, turistas, contrabandistas y gente de la zona en un ambiente muy curioso. A la vera de las mesas pasa un riachuelo que es un vicio y uno echa allá la tarde que es una gloria. Así que, si se acercan y el tiempo acompaña gocen con el espectáculo: familias con niños, viejos medio dormidos, tipos jugando a la rana, peña fumando cigarrillos de la risa, guiris repeinados comiendo a dos carrillos y todas estas estampas juntas pero no revueltas, la vida a cuatro golpes de vista, ¡qué divertido!
Desde hace un año Igor Eizaguirre, el hijo de Josemari y Mari, que se baten el cobre en la cocina, ha tomado las riendas del chiringo imprimiéndole nuevos aires, más derroche de juventud, nuevas iniciativas de comida informal y coperas.
En cocina se mantienen unas patas de cordero del copón de la baraja y es especialidad de la casa el pollo asado con patatas fritas y ensalada verde, medio pollazo inmenso que no se lo acaba ni Mambrú, el que se fue a la guerra, ¡qué dolor!, ¡qué dolor!, ¡qué pena! Nunca faltan croquetas, calamares, todo tipo de fritanga, chorizo cocido o txistorrita frita, tortilla de bacalao, espárragos de Navarra o la socorrida tabla de ibéricos. Se curran unos bacalaos mimados y en temporada siempre hay una amplia y variada oferta de setas y caza, con la paloma torcaz como estandarte.
La materia prima la traen en su gran mayoría de las huertas y cuadras de los alrededores siempre en su punto de maduración, y la chavalada le pega con ganas a las ensaladas, hamburguesas y sándwiches, que llenan el buche y no amargan el bolsillo.
Así que encontrarán posibilidades mil, puedes zamparte unas cañas espumosas con unas bravas o una ración de calamares mientras ves el partido de rigor o las regatas bajo el toldo, unos bocatas o platos combinados con los colegas, optar por el menú Olaberría de pollo, ensalada y sidra en una celebración familiar bajo la arboleda, el clásico menú de sidrería en invierno a grito de ¡txotx!, o decantarse por un buen pescado, una chuleta o un corderito lechal asado bien apoltronados en el comedor interior agarrados a un buen vino escogido para la ocasión. Para gustos, los colores.
En los últimos tiempos Igor y sus hermanas ofrecen propuestas que están ahora más de moda y conectan con los nuevos gustos, ofertando gin-tonics a tutiplén con toda su parafernalia, ¡hagan juego, señores!, además de jugosos batidos que le hacen la boca agua al más ermitaño. Lo que no cambia es la esencia de tasco superviviente y guarrindongo, en el que la gente disfruta sin bobadas, exprimiendo la vida como los limones del Caribe. Si aparcan el auto en el parking, no alucinen en exceso si al volver a recogerlo se encuentran con un caballo amarrado “en batería”, pues el entorno natural permite que algunos privilegiados puedan ir a zampar subidos a lomos de su rocín, más chulos que un ocho, ¡de no creer!
Estebenea
Barrio de Olaberria 51 (Casa Estebenea)
Irún
Teléfono: 943 621962
estebenea1@gmail.com
COCINA Todos los públicos
AMBIENTE Tasca
¿CON QUIÉN? Con amigos / En familia / Negocios
PRECIO 25 €
Esas Ventas en los caminos. Esos sabores a antiguo, Que quitaban el hambre. A todo hijo de vecino , desde los Tascos de Euskalerria a las Ventas de Andalucia .
Esa tortilla esta pidiendo una cucharada de mahonesa para ir mojandola en ella y pedir paso para el estomago deslizandose suavemente por su camino.
Un saludo David desde Arcos de la Frontera .
Juan antonio.
Un rato inolvidable con amigos o en familia, escapada de la rutina y a un paso de la ciudad, bajo la arbolada, junto al riachuelo, una experiencia deliciosa y un lugar encantador!
Conozco Estebenea «de toda la vida».
Cuando tenía 15/16 años, ahi bailábamos en la «billera» a los sones del acordeón de Marcelino Sanjurjo.
Estebenea era entonces lo que se llamaba una taberna. Tenía y tiene desde su creación una leyenda en su fachada que dice «Jatekua ematen da Aurrera» . Esas palabras han lucido siempre ! incluso en la época franquista!.
Después de su primera época, conocí su segunda etapa, Maria Pilar y Juanito. Seguía siendo una taberna muy atractiva, con platos clásicos de calidad.
Su actual época la de José Mari y Marisa y ahora su hijo Igor ha ampliado su oferta ofreciendo además de su restaurante de calidad, sus «kaxuelas» pìntxos, platos combinados y demás, «creciendo» con la habilitación del espacio externo y zona ajardinada con el buen gusto y la pulcritud de Marisa.
En Estebenea se encuentran a gusto las cuadrillas de jóvenes, las parejas con niños, los mayores, hay espacio para todos.
En Estebenea no caben las palabras, fritanga, «marrano» ni tasco .
Yo también conozco Estebenea «de toda la vida», y las palabras que utiliza David de Jorge: Tasco, fritanga, etc., me molestan un poco aunque supongo que serán términos cariñosos a su manera, o se deben a su «marketing».
Ir a Estebenea es garantía de comer bien, pero no sólo eso, si quieres «evadirte» y estar tranquilo además de comer bien, no encontrarás un sitio mejor.
Vivo lejos de Irún desde hace años y no puedo ir a Estebenea con frecuencia.
Pero cuando puedo me encanta ir por la comida, siempre tan mimada, por lo agradable del lugar y porque los anfitriones me hacen sentirme como en casa
Estebenea y la familia de Josemari y Marisa, son de lo mejor.
Desde que lo conozco procuro merendar y cenar allí todas las semanas, siempre a gusto y disfrutando.
David usa su lenguaje para describirlo, pero Estebenea es mucho más para la juventud y para los menos jóvenes de Irún. Casi todos hemos pasado y seguimos pasando ratos inolvidables tanto degustando sus menús o simplemente tomándonos un refresco o un café.
Muy recomendable en estos tiempos que se nos olvida muchas veces que la naturaleza es la parte más importante del todo.
Quien me iba a decir a mi, que alguna vez diría como lo hago que los Gin Tonics de Estebenea son los mejores del mundo y se lo que digo, otra cosa es que no había probado nunca la Ginebra en mis 57 años anteriores. Pero ahora puedo decir abiertamente que todo lo que tiene Estebenea me gusta y mucho.
Musku