Típicos tópicos míticos (de Rusia)

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O de va a ser que son ciertos.

Los filetes rusos son rusos, y la ensaladilla rusa… ¡También es rusa! (Y hay muchas variantes).

Y un tópico patrio que ya no se cree nadie: “Como en Ejpaña no se come en ningún sitio”. Fuera también se come estupendamente, y Rusia no es excepción.

En esos pocos días de turismo que ya les comenté hace algunos días, aparte de sorprendernos mirando al cielo y al horizonte infinito de la Perspectiva Nevsky de San Petersburgo y a las avenidas imposibles e impasibles de Moscú, deleitamos nuestros paladares con maravillosas viandas y manjares.

Siendo Rusia el centro del propio mundo ex-soviético, se pueden encontrar en las calles de la gran Moscú estupendas casas de comidas como “Dzhondzholi”, georgiana de nacimiento, juvenil, repleta de gente a cualquier hora. Comida lejana, exotismo a tope, cerveza estupenda, magníficas carnes a la brasa, bien de especias, bien de picante… Muy recomendable.

En plan megafinolis, el Café Pushkin moscovita (ojo, que como uno no pertenezca a la mafia rusa puede tener problemas para entrar si no va encorbatado, y no avisan) es un lugar maravilloso. Cocina más bien afrancesada y toques locales. Esturión en salsa, caviar como para una boda, un foie magnífico, tartares de pescado… Y es un local al que merece la pena acudir: antigua farmacia en su planta baja, preciosa biblioteca en el segundo piso, y una jaula decimonónica a modo de ascensor en el que sentirse faisán –casi en salsa-.

¿Platos típicos? Cientos. ¿Ricos? Todos los que probamos. En especial, nos han encantado los “pelmenis”. Una especie de raviolis con la masa más parecida a las de las empanadillas orientales, hechas al vapor y rellenas de todo, con un ligero caldo en el fondo del plato… En Café Pushkin, estaban increíbles los de pato.

Igual que una maravilla inacabable de monumentos, San Petersburgo se ha descubierto en un festival gastronómico inabarcable (no por falta de ganas, ojo). Habría que permanecer despierto horas y horas y regresar cien o mil veces para poder atender toda la oferta comilónica que nos da esta ciudad inmensa e intensa.

El primer gran descubrimiento: Teplo (mujer en ruso). Un viejo piso, en patio palaciego, una entrada misteriosa. Sus mujeres dispensan una atención fabulosa, en una decoración cálida, como de casa: manteles distintos en cada mesa, un cuarto de niños, estanterías repletas de tazas, pantuflas a la puerta…

Y la comida, maravillosa: ¡aquí ratificamos que los filetes rusos son de Rusia!

También dimos cuenta de unos estupendos pasteles de perca y salmón, de (otro) magnífico Strogonoff… Ay, ¡qué postres! Merecen una enciclopedia: yogur casero con frutos secos y miel, tarta Napoleón (inventada, según la leyenda, para que un zar la pudiera destrozar, desmigar y machacar pensando que tenía delante al emperador francés), un hojaldre de manzana caliente que se deshacía…

En fin, que me corren los lagrimones como perlas sólo de recordarlo.

Y en nuestro Strogonoff Tour, localizamos el restaurante Zar, donde se confirmó otro típico tópico mítico: ¡¡La ensaladilla también es rusa!! Y hay de varios tipos.

Probamos la tradicional, con su patata, sus huevos, magnífica; con arenques, fastuosa; y con remolacha, deliciosa. Otro magnífico solomillo strogonoff y otra confirmación del carácter cosaco de los filetes rusos, sencillamente magistrales.

Para que no tengan que pedir cita con su psiquiatra, obviaré comentar los postres por esta vez.

Finalizamos el periplo petrogradiano con una visita al Mix in Saint Petersburg, asesorado por el mítico Alain Ducasse. Muestra de la mejor cocina francesa en un ambiente informal, platos tradicionales, increíbles guarniciones… Pero aquí si tengo que hablar de los postres.

Cardiópatas, no sigan leyendo.

Para empezar, una tarta de queso que se deshacía en la boca y que tardó en desaparecer del plato menos que un tomate en escaldarse. Siguiendo, que es gerundio, con una tarta de chocolate y frambuesas del copón de la baraja. Caída libre con su propia tarta Napoleón (el zar habría disfrutado de lo lindo destrozando al francés bajito que fue a tocar las pelotas a los rusos)… Y al borde del infarto con su “candy bar”: una barra dulcérrima, cremosa, deliciosa, delicada de chocolate con algún ingrediente secreto (de eso estoy seguro) que me hace soñar con ella y traerla a mi memoria gustativa cada poco tiempo.

Inmensa, Rusia, Excesiva. Sus cocineros, sus recetas, sus historias… Maravillosas.

6 comentarios en “Típicos tópicos míticos (de Rusia)

  1. Anna

    Hola! Soy de Rusia, muchas gracias por sus palabras de nuestra pais, pero hay una corrección: la palabra «Teplo» no significa «la mujer», esto significa «calor» o «hace calor». La palabra para mujer es otra pero no se como transcribirle.

  2. Javier

    Segun entiendo a lo que nosotros llamamos «ensaladilla rusa» ellos la llaman Ensaladilla Olivier,lo que mas me llama la atencion cada vez que voy a Rusia es la cantidad de ensaladas que comen, con el clima tan frio que tienen.Tambien es tipico el Blini, que en los puestos callejeros se vende mucho y consiste en Crepes rellenos de a veces salmon, con nata y sus distintas variantes.
    Javier
    Londres

  3. El Lute

    Por lo que leo, y me lo creo, hay que ir…iremos haciendo hueco algún añito en vez de ir a Marbella o a Huelva tendremos que invadir, con cariño esta Rusia que nos describes con tanto detalle, mhhhh!!!! me se ha hecho la boca agua al pensar en esa tarta de queso…

  4. Loretti Rojas Ciscutti

    Maravilla total ! Eres un paisajista del paladar y por lo demás,muy ameno. Es que da un gusto leerte !

    Acotación al margen; Napoleón media 1.69 el duque de Wellington,1.65.
    Entenderás que para la época que hablamos,el hombre no era precisamente,»bajito»
    El colectivo mental de sus oponentes lo clasificó entre los pequeñines,seguramente por puro joderlo en la historia )))

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