Mujika

O de una carta llena de antojos mondos y lirondos.

Se arriman al fogón y al cliente con dedicación, sin mandangas ni coños fritos.

A la ermita de Lierni puede llegarse desde Segura, tomando el cruce hacia Mutiloa, aprietas embrague, reduces a tercera y a pocos metros metes segunda, aminoras la marcha, agarras el volante y subes un pequeño puerto; aunque también se puede aterrizar desde Ormaiztegi, tomando la carretera que va hacia Gabiria, prestando atención a un cruce de caminos a mano izquierda que conduce hasta Lierni y Mutiloa, con magníficas vistas sobre la cumbre del Aitzkorri.

La andra mari de Lierni es abogada de las estériles y patrona de la fecundidad, así se le entregaban en ofrenda un par de pollos para que las gallinas fueran buenas ponedoras; mi madre tiene gran fe en ella, pues su abuela le contó que todas las casamenteras intercedían allá por las novias para que una vez pasadas por la vicaría, se preñaran tras el primer empujón de sus maridos; pero no quedaba ahí la cosa, pues nacida la criatura, debía regresarse a Lierni para rogar con cirios encendidos por la salud del mocoso: en el suelo se aprecian círculos de cera amarilla derramada para que los niños escaparan a la enfermedad.

Es famosa la romería que se celebra cada ocho de septiembre con motivo de su festividad, y todas las cuadrillas se reúnen en sus campas para comer tras oír misa; la jornada se completa con una animada merendola, tragos de vino, pellizcos de pan, jamón, chorizo y esa calentura que provoca que la sangre se concentre en los bajos de la humanidad del hombre y la mujer indecentes, que tras revolcarse, nueve meses de espera y los antojos de la embarazada, proporciona lechones o polluelos, en función de la fogosidad aplicada en las artes amatorias, ¡oink!

Como se dice en el filme El marido de la peluquera, si algo no se consigue, es por no desearlo suficientemente, así que deseo y hambre no faltan jamás. El mejor restoran de los alrededores es el Mujika, con su carta llena de antojos mondos y lirondos; en mi casa, cuando las mujeres están embarazadas, son de un caprichoso que no veas y la fruta la quieren pelada y si desean oler la hierba es necesario complacerlas, calzarse botas y pasar la podadora; a veces desean comer cierto alimento, beber algo misterioso o tocar algo especial y, desde luego, es un derecho reconocido, que por una suerte de decreto de la naturaleza debe satisfacerse.

Sin embargo, hay ciertas ocasiones en que resulta imposible cumplir un antojo y debe andarse con cuidado, pues al no cumplirse, la siguiente vez que una embarazada toca cualquier parte de su cuerpo, puede imprimir una mancha terrible en ese mismo lugar al feto que lleva dentro. Eso dicen. Por eso, cuando un antojo queda pendiente, pues no hay fresas, ni helado o llueve torrencialmente y no hay quien se aproxime a una flor que ella desea oler, lo que ha de hacer la embarazada es llevar la mano intencionadamente a la planta del pie o, mejor, al culo, a ese pliegue que convierte nalga en patorra y que oculta cualquier imperfección. De no hacerlo, podría tocarse irreparablemente el pómulo o, peor aún, la boca o una oreja, dejando así una marca permanente en la criatura recién nacida. Sólo así se entiende esa rojez de M. Gorbachov, fruto de un pedazo de pastel que su padre no fue capaz de encontrar y que llevó a su madre a apoyar la palma de la mano en la cabeza, apesadumbrada, sin reparar en las secuelas que su gesto podía producir: un mapa de La Rioja en la cabeza.

No lo duden, visiten Lierni, reclamen a su virgen descendencia para amigas, hijas o novias y dense el antojo de comer en Mujika esa cocina feliz, que es la que allá estofan desde hace casi treinta años. Al cargo está una mujer discreta, María Ángeles Garmendia, que trabajó desde muy joven como camarera de la casa y se puso al frente del negocio con un arrojo remarcable, una etxekoandre del Goierri parca en palabras, a la que no le gusta sobresalir.

Han fraguado a lo largo de su historia un verdadero master BCC -Banquetes y Cuidada Cocina-, por lo que forman parte de esa hostelería silenciosa que se ha ganado el respeto de su clientela atendiendo con dignidad, honradez y compromiso, las claves de una profesión que todavía hoy muchos se esmeran en poner en práctica, sobresaliendo sobre tanto papanata hortera que pretende descubrirnos las fuentes del Nilo, con sus danzas, chanzas y comistrajos; son muchos los que aprendieron los rudimentos del oficio de mano de los viejos profesionales, ese hermoso ejercicio de arrimarse al fogón y al cliente en silencio, con verdadera dedicación, sin mandangas ni coños fritos.

Bordan el cordero asado con ensalada, los pescados en su justo punto de cocción y la fritura, endiabladamente cremosa, con una bechamel bien trabajada al fuego y repleta de tropezones con gusto de lo que se anuncia en la carta, ya saben, mejillón que sabe a mejillón o jamón que se mordisquea sin necesidad de sacar la lupa, en resumidas cuentas, esa croqueta en vías de extinción y hecha a la vieja usanza; coman pues una buena ración y sigan con verduras salteadas, regadas con buen aceite; ya les advertí de la buena factura del cordero, con su pellejo crujiente, tierno, empapado de jugo dorado y ajos; o quizás prefieran una hermosa lubina, o un solomillo con pimientos “talla pelotari”, inmenso, tostado, caliente y casi crudo en su corazón; aunque igual les tiente pertenecer a la noble orden del escalope empanado con patatas fritas verdaderas, caseras, nada de congeladas de bolsa ni pamplinas.

Y todo resuelto con naturalidad entre cuatro cocineros de Zumárraga, Beasain, Segura y la Garmendia, que es la reina del lugar, mora de la morería que colmará todos nuestros antojos de embarazada para que no nos salgan manchas.

Mujika
Lierni auzoa, s/n
Mutiloa-Gipuzkoa
Telf.: 943 801 699

COCINA Todos los públicos
AMBIENTE Campestre
¿CON QUIÉN? Con amigos / En familia
PRECIO 30 €

1 comentario en “Mujika

  1. Jordi Roges

    LUTE,otro mas para la lista,joderrrr a tomar por saco la dieta este mes de AGOSTO
    !!!!QUE PENITAAAAAAaaaa……

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