O de una rareza bien suculenta, que lo mismo sirve para un roto que para un descosido.
El patrón de la casa, Alfonso Rodríguez Vila, más que crestas lo que le echó fueron huevos, ya que siendo casi barbilampiño, se aventuró, con lo que había conseguido ahorrar, a crear una empresa basada en la transformación de productos agroalimentarios. Al poco se unió al viaje, Francisco J. Iglesias, la otra pata del tándem, y una de las primeras ideas empresariales que tuvieron fue la de comercializar un capón entero enlatado, que moló cantidad, lo que les animó a tirarse a la piscina recuperando un manjar muy típico de la cocina zamorana, las crestas de gallo, confitadas en grasa.
Fueron bravos también a la hora de dar trabajo a gente discapacitada, quienes forman ya parte de un cuarto de la plantilla. Actualmente su oferta de conservas, semiconservas cárnicas y productos frescos envasados al vacío harían sonrojar a más de algún restaurante que presume de prolífico, ¡de no creer!
De entre todo el elenco, las crestas son delicatessen singular, cocinadas con bien de pimienta, tomillo, laurel y sal. De textura gelatinosa, con apetitoso sabor, basta calentarlas al baño maría o al horno para epatar con rareza bien suculenta, que lo mismo sirve para un roto que para un descosido. En ensalada, sin ir más lejos, son bien pintureras.
Cascajares
Crta. Burgos – Portugal, km 99.
Pol. Ind. de Dueñas.
C/. Vegapalacios, 1.
34210 Dueñas (Palencia). España
Tel. +34 979 761 503
www.cascajares.com
Buenas tardes!
¿Hoy no iba de invitado el imitador de vaya semanita? ¿Qué a ocurrido?
Un saludo!!