Neuras

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O de un apunte escrito por Lorentzo a propósito de un obsesivo compulsivo.

Las neuras están ahí, cada uno las soporta y las entiende a su manera, vive con ellas, las ignora, a mi me gusta fijarme en las de los demás, yo soy de los que ignoran las propias. Seguro que las tengo, pero como ni me molestan ni me fijo en ellas, pues creo que no las tengo.

He conocido gente que siempre empieza a subir las escaleras con el mismo pie, mientras las cuenta y también cuenta los descansillos (75 escaleras, 5 tramos de 11, 1 tramo de 12 y otro de 8). Aunque pase por allí 4 veces al día, siempre las cuenta. También conocí a uno que cada 6 pasos, se daba un golpecito en el culo con el puño, así, visto de lejos, era como un Jockey que azuza a su caballo para que corra más. O quien camina por la calle, sobre baldosas blancas y cada 4 metros se las arregla para no pisar la línea de baldosas azules. Gente que cada vez anda mas rápido, aunque no tenga prisa, porque tiene que ir adelantando a todo el que se pone delante. O quien mira compulsivamente el reloj, o el móvil, sin saber porqué, sin mirar realmente la hora, ni el móvil.

Pero ha sido en la cocina donde he conocido a más paranoicos, maniáticos u obsesivos. Gente capaz de pelar un saco de patatas repitiendo cada gesto en cada patata (en la derecha tengo el cuchillo, me agacho, cojo la patata con la izquierda, con el nudillo me toco la ceja, aspiro los mocos y pelo la patata). Los hay que pelan las patatas siempre igual (uno, dos, tres, cuatro, cinco cortes a lo largo, una esquina, la otra esquina). Hay quien pela las vainas empezando siempre desde la misma punta, las agrupa de seis en seis, cada cinco grupos las corta, reserva y vuelta a empezar. Los hay que cuando fríen algo siguen los mismos patrones (subo el fuego, humea, bajo el fuego, coloco las croquetas, siempre el mismo número, vuelvo a subir el fuego, lo vuelvo a bajar, les doy la vuelta, subo el fuego, lo bajo y las saco, las coloco sobre papel absorbente perfectamente alineadas).

En la mesa también se dan muchas curiosidades, he visto gente que siempre deja la última cucharada en el plato, el último pedazo de carne, una esquina de pan, o quien jamás deja nada, aunque reviente. Quien hace cucuruchos con los sobres de azucarillos, pajaritas con las servilletas, quien desmiga las sobras del pan hasta pulverizarlas, o el corcho del vino, y luego hace montoncitos, dibujitos o lo que sea. Quien al llegar al restaurante se fija en la alineación de las copas, los platos, los cubiertos, las rayas de los manteles, las sillas, aunque solo vaya a comer allí, se fija sobre todo en las mesas de los demás. Le da tranquilidad que todo esté en su sitio.

Suerte que a mi no me pasa, que todo esto lo sé porque me fijo en los demás, que a mi me lo han contado.

Escrito por Loren Herrero.

En la foto Jack Nicholson en «Mejor Imposible»

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