O de los placeres de un monstruo que sueña imágenes y las transforma en esculturas.
¿Un placer compartido?
Jugar un partidito de fútbol.
¿Un placer de tu niñez?
La noche de San Juan, llegar a las tantas hecho polvo y con tufo a barbacoa.
¿Un olor placentero?
La canela.
¿Un placer egoísta?
Me gusta compartir los placeres, sino lo hago no me da tanto placer.
¿Un placer para tu oído?
Un ratito de Arvo Pärt.
¿Un placer para tus ojos?
Una puesta de sol con viento sur.
¿Un placer carnal?
Je, je, je.
¿Un placer desconocido?
Si lo desconozco como voy a saber si me da placer.
¿Un placer del gusto?
Un foie gras fresco a la plancha derritiéndose en mi boca.
¿Un placer que no cueste dinero?
Caminar descalzo por el jardín.
¿Un placer del que avergonzarte?
El humor negro, pero muy muy negro.
¿Un placer fuera de tu alcance?
Si está fuera de mi alcance tampoco se si me da placer.
¿Un placer irrenunciable?
La risa de mi hijo.
¿Un placer sobreestimado?
¿Solo uno? El caviar, un reloj de oro, un Ferrari.
¿Un placer golfo y confesable?
Un buen masaje en la espalda.
¿Quién es Aitor Ortiz?
Un repostero frustrado que acabó dedicándose a la fotografía y poniéndose morado a dulces. Que trabaja para vivir y disfruta de su trabajo -aunque parezca pecado-.
Crédito fotográfico by Aitor Ortiz