Su albóndiga bien vale el viaje

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O del escenario perfecto para una de las pelis de José Luis Garci, en blanco y negro, of course.

Un lugar donde se guisa de veras

Llegando en auto a Cantabria desde oriente, por el camino de la costa, tendrán la sensación de pisar una Cuba tropical de peñascos imposibles, o a mí me lo parece. Fíjense en la vegetación frondosa que cubre aquella línea de mar sembrada de pequeñas playas y reconozcan las palmeras, que allá se visten de eucalipto para despistar al viajero. La tierra se reparte en un precioso tablero de ajedrez tapizado de parcelas y vacas, que se asemejan a las vegas de tabaco de San Luis, Padrón, Candelaria o Pinar del Río.

Si les llueve, bajen la ventanilla y aspiren profundamente el mentol que flota en el ambiente mezclado de salitre y verdes, así que apaguen la radio y no se distraigan. Mentalícense, disfruten del viaje hasta Caviedes y no pierdan la paciencia si se extravían doscientas cincuenta veces, admiren el paisaje y descuiden, pues en casa Cofiño dan de comer hasta bien tarde. Eso sí, lleven apetito de minotauro y desayunen no más café bebido o zumo pequeño de naranja, nada de bollo, yogur o tostadas, que se les avecina marejada. Quedan todos avisados.

Caviedes es lugar en el que José Luis Garci rodaría estupendamente una de sus pelis en blanco y negro, pues tiene todos los extras que se puedan imaginar, bolera, lavadero, iglesia con retablo y tasca en medio de la plaza que funciona desde 1963 como tienda de ultramarinos de las que fían la compra, algo extraordinario y digno de verse; las madreñas cuelgan de los muros, tienen mermeladas, quesucos, jamón york, cabeza de jabalí, “vin clorex” y lejía “conejo”. Por aquel entonces José Luis era ganadero y su mujer Anunciación buena cocinera, así que se liaron la manta a la cabeza bajando a la plaza, para dar de comer con fundamento.

En 1995, después de toda una vida de currelo, sus hijos se hacen cargo del asunto dándole aún más brillo, manteniendo vivo el colmado. Hoy verán piñas de plátanos, cajas de fruta y legumbre a granel al pie de una barra de ensueño atendida por Rubén, el benjamín de la casa, barman vocacional que atesora una bodega de setecientas referencias y colecciona ginebras, rones o güisquis que convierte en combinados con hielo en vaso ancho. Y el resto de hermanos guían sala y cocina, Maricruz y José vuelan por las mesas, mientras Anunciación estofa los platos que bordó su madre, ya retirada, que aún habita en la casa.

Su nutrida clientela llega derrapando desde Santander, Torrelavega o Bilbao, cuchara en mano. ¿Cuál es el plan? Ocupen cualquiera de las mesas del pequeño comedor, el bar o la terraza cubierta y anúdense la servilleta. La carta es extensa, pero les centro la jugada. Picoteen los tacos de queso de aperitivo y denle duro a la asadurilla, que es hígado en dados con una salsa de muerte. Los callos llevan chorizo rico. Pidan un poco de ensalada verde y alucinen con el enorme albondigón en salsa; jura la cocinera que lleva sólo carne de vacuno amasada con ajo, cebolla y miga de pan empapada en leche, frita en abundante aceite antes de sepultarse en salsa de cebolla pochada. Justifica el viaje, bien lo sabe cristo.

Pero esto no termina aquí, ya les dije que no desayunaran, prueben el reputado cocido montañés servido en un vuelco, la sopa espesa de alubia blanca y berza escoltada de tocino, con doña morcilla y “mister” chorizo rindiendo honores. Si les queda hueco rematen con un trozo de chuleta con patatas fritas de sartén.

Guisan, además, alubia pinta “carico”, el cabrito en cazuela está estupendo, cortan buen embutido, guardan anchoillas en aceite y fríen picadillo de chorizo con huevos.

Los dulces son los mismos que remueven las abuelas desdentadas, tarta de queso, crema de limón con leche condensada, helado de pasas maceradas en Cointreau, arroz con leche, yogur o flan.

Sirven onzas de chocolate y avellanas tostadas con el café y con un poco de suerte verán hasta partida de bolos, la liga de Valdáliga está que arde.

Casa Cofiño

Caviedes-Cantabria

Tél.: 942 708 046 / 942 708 068

COCINA Todos los públicos

AMBIENTE Campestre

¿CON QUIÉN? Con amigos / En familia

PRECIO 35 €

Publicado el 18/09/2009 en el suplemento GPS de El Correo y el 19/09/2009 en el Diario Vasco

4 comentarios en “Su albóndiga bien vale el viaje

  1. antonio

    Que grande eres jorge!! (sin dobles sentidos eh jejej )

    Cada dia me engancho mas a tu narrativa ligera como dices…aupa!!

    Un saludo.

  2. xabier

    jabato, leido estudiado y catado un gran festin el que me pegue sin dejar de comer las dos pelotas propias para jugar una final del 4 1/2 bien regado y bien paseado por san vicente para hacer hueco para el dia siguiente y visitar la capital mundial
    recomendacion para dormir selorea casona real perfecto para deacansar y tomar un gin tonic en du biblioteca
    un saludo mounstruo

  3. Pingback: El plan cántabro: ‘Casa Cofiño’ | Sopas Con Honda

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