O de la crónica de un hartazgo y un feliz reencuentro anunciado.
Como un golpe de luz en este inicio remolón de septiembre nos llega la reivindicativa crónica de Loren Herrero –¡vivan las tascas y las bravas a la vieja usanza!-, un antiguo jefe de cocina de Berasategui en otras épocas, también muy cañeras, que está acostumbrado a batirse el cobre de lo lindo. Dice así:
La mejillonera
Sábado 29 de agosto de 2009, son las siete y media de la tarde, llego a la parte vieja donostiarra por la calle Aldamar, bordeo La Bretxa y entro por la calle Iñigo, aparezco en la plaza de la consti, me cuesta cada vez más avanzar. Dos centenares de jubilados esperan sentados en sillas de plástico delante de un escenario, no creo que ninguno sepa lo que va a pasar allí, pero es gratis.
En las terrazas no hay ni un hueco, voy a casa de mi suegra a recoger a mi hijo el mayor, ya llego tarde, pero llevo varios días con un antojo y de hoy no pasa, así que dejo atrás la consti y enfilo por la calle puerto, está a tope de gente que además no avanza, cómo molestan los guiris cuando molestan.
Después de muchos perdón, excusez-moi y me cago en la puta qué pisotón, llego a la puerta de la meji, no cabe un alfiler, pero hoy yo no me quedo sin bravas. Con ayuda de los codos y aguantando la respiración avanzo hacia la barra, ya empiezo a escuchar los primeros gritos, ¡dos vinagreta!, ¡una de tigres!, ¡una doble con bastante!, ¡cuatro cachis!
Aquí parece que se ha detenido el tiempo, tipos con pinta de militares, parejitas jóvenes, jubilados, tuneros y poligoneras, familias enteras con el morro manchado, niños subidos a los barriles de cerveza, se me saltan las primeras lágrimas. Encuentro un hueco al fondo y me sorprendo al ver que hay un par de camareros de los de antes, llevan las mismas camisas, uno de ellos no tiene ni la mitad de pelo que antes pero es inconfundible, es el que pone las bravas, me vuelvo a emocionar como un niño.
Cuando no me ha dado tiempo ni de apoyar el codo en la barra, un veinteañero con pinta de colombiano pasa una bayeta a toda velocidad mientras pregunta qué voy a tomar, caña y bravas, no he terminado de decirlo y ya las tengo delante, así da gusto.
Supongo que en un campeonato de bravas no llegarían ni a cuartos de final, no son crujientes, no están muy calientes, van bañadas en salsa, pero están impresionantes, acabo con el cesto de pan, que no escatiman, dos gotones de salsa en la camiseta, le tendré que decir a mi mujer que he venido, y una sonrisa que no me cabe.
Pago la cuenta, tres euros, ya no puedo reprimir más las lágrimas, me voy emocionado, llorando, riendo y eructando, todavía quedan buenos bares donde no tienes que leerte una pizarra llena de bobadas, donde hay camareros de los de antes, con la camisa sucia pero atendiendo, en los que se puede merendar por tres cochinos euros, asunto casi imposible hoy día.
Volveré.
Crédito fotográfico by SAITOR
¡¡vivan las patatas bravas!!
Lo que mas me ha gustado es lo de la «pizarra llena de bobadas», Cuanta razón tienes Lorenzo, el otro día me calentaron 15E por un mini pintxo de atún en un garito de los «modernos», YA NO VUELVO!!!! Volvamos a los bares con serrín en el suelo.
Importantísimo lo de los camareros que atienden,en Donosti hace ya años que se cuentan con los dedos de una mano,¿quién no se ha sentido invisible alguna vez?Y no sólo pasa en los bares…..
Ultimamente también en la mayoría de los comercios.
No quiero cebarme en lo de los 3€ porque si me pongo a escribir frases darían lugar a un libro bastante gordo; alternar hoy es caro hasta para el rico pero los pobres lo soportamos porque somos capaces de vivir en rojos por ello. Me has dado envidia y tengo la ligera sensación que me voy a abrir una botella de cerveza voll-damm de 33 cl que tengo en el frigo para acompañar a un plato con patatas preparadas para untar en sendas salsas que ahora mismito arranco a fabricar: ali-oli y salsa brava.
Espero que te aprovecharan las patatas y la voll-damm Arturo,los camareros no son los mejores que he visto, ni los más limpios, pero están a lo que están, y lo de las pizarras sin comentarios, a muchos se les ha ido de las manos…
Qué bueno Lorentzo, aquí estoy enjuagándome las lábrimas, pero de la risa, hace años que no paso por ahí, pero de mañana no pasa, regatas y una de meji, que estamos todos hartos de mariconadas
¿ Qué sería del tapeo sin una de bravas ?
Buenas a toodos:
Es mi primer comentario aunque hace ya tiempo que vengo leyendo el blog. Ayer paseando por lo viejo me acordé del post y me metí en la meji. Es verdad que no son las mejores bravas (ni las segundas) del mundo, pero saben a eso a la meji.
Comentaba ayer con mi mujer que hay varias cosas que me gustan cutres o baratas y son: la colonia de garrafón que hay en los vestuarios de los clubes de golf (creo que me gusta porque cuando te la echas es despues de haber jugado y estas agusto, relación de ideas)en casa tengo Chanel, las galletas tipo maria me gustan las más baratas que haya porque se ponen blandas con la leche y las bravas de la meji.
Saludos;
Urko
jeje, lo mejor de la colonia de los clubes de golf es echártela en los pies, disparando el chorrazo directamente al pinrel, máximo gozo te corres de gusto; y lo de las galletas es verdad, la maría barata es más austera que unas alpargatas, pero provoca un placer sin igual cuando haces sopazas cerdas con ellas. urko eres un genio! con dios!
¡Juer bravas …! En Oviedo he encontrado un sitio, «La Patatina», las hacen de varias formas, sin salsas de colorines pero de esas que pican hasta cuando cagas. Pero para bravas de las de llorar las de un bareto del Barrio Húmedo de León, lamento no recordar bien el nombre y por eso me abstengo de decirlo, puede que ya ni exista, llorabas solo con pincharlas con el palillo, aquello si que era picar, pero un picar sano a base de ajo y pimienta. Se comían con pan, mucho pan y vino, bastante vino.
Miren ustedes. El «colombiano» de la meji se lo curra. Pero la señora del GoizArgi, en la F. Calbeton, es de concurso. Esta a todas, a todos y a alguna mas. Cátenla. Una profesional.
Y si vas un domingo a las 12:30, te vas comido porque sin agobios como resistirse a unos vinagreta, unos calamares bravos y no sigo que me estoy poniendo malo de pensarlo
En Valladolid hay también Mejillonera, no sé si tendrá que ver. Los camareros son los camareros de toa la puta vida y las patatas bravas son es-pec-ta-cu-la-res, sin nada que envidiar a las del Tomás de Barcelona…
Yo era de los militares de Loyola que frecuentaban la «Meji» hace mas de 20 años, y cada vez que me acuerdo de esas bravas…me dan ganitas de llorar….
A mí siempre me gustó oler a Nenuco…UMMMM!!
la mejillonera de valadolid es lo peor que puede haber,empezando por los camareros y terminando por el genero.Los camareros son los mas impresentables que puede haber,el del bigote antes de darte los buenos dias ya te esta pidiendo el bote y si no se lo das te insulta,la peruana con las malas contestaciones que pega y con lo mal que huele no se queda atras,su amante el calvo con gafas que esta todo el dia tocandola el culo y voceando a los demas.Con lo que presumen los dueños de los pinchos que ganan en los zagales no se como puede permitir eso es un verguenza
David, la salsa blanca de las patatas de la mejillones, no es mayonesa, verdad? parece una especie de bechamel ligera con sabor a ajo.
O me equivoco?
ayyyy, si DAvid nos contara el secreto de esa salsa….un abrazo no, un besazo!