O de los locos por la comida que haberlos, haylos, tantos como tarros de ungüento en las boticas.
Aburren los exclusivos listados de mejores chefs del planeta, habiendo millones de cocineros y restaurantes extraordinarios en el mundo y diez veces más cantidad de locos por la comida.De estos últimos, me quedo con los que confiesan ponerse ciegos con el único fin de satisfacerse como bestias.
Desconfíen de quien no se dio nunca el gustazo de comportarse en la mesa como un monstruo, pues de esa forma averigua uno sus límites privados y la delgada línea que separa al gourmet del zampabollos.
La sensación de comer mucho de algo que te pierde delata la envidia en la acusación de gula que mortales aburridos lanzan sobre gente noble. Si eres un gris no sigas leyendo, haz el favor, pasa página y ruega a Dios para que me boten del Diario cuanto antes.
Publicado el 28/03/2009 en Diario Vasco.
Crédito fotográfico by ThisParticularGreg