¡Viva Rusia!
Una cocina abierta que ha dado aspecto neoyorquino al recibidor del Hotel Orly
Vivimos tiempos de estrechez mental, y aunque nos vendieron la moto de que el conocimiento y las tecnologías harían de nosotros hombres libres y prósperos, tengo la sensación de que tanto “megabyte” y cacharrito teledirigido nos está convirtiendo en personajes de novela de Aldous Huxley, ¡oh qué maravilla, cuántas criaturas bellas hay aquí!, ¡cuán bella es la humanidad!, ¡oh mundo feliz, en el que vive gente así! Cualquier día nos levantan el “uasap” y nos da el flato, lo políticamente correcto está a la orden del día y no hacen gracia ya ni los chistes de Eugenio, pues si viviera, estaría todo el día sentado en los escaños de la Audiencia Nacional. Cada vez nos dan más toques en la oficina, y hasta en el cafetín en el que podías soltarte la melena y calzar tacones, debes andarte con cuidado de tropezar con la autoridad, mosca cojonera más rancia y malvada que nunca jamás.