Hotel Casa Arcas

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Paraíso oscense
Una propuesta campechana y sin dobleces en un entorno privilegiado.

hotel-casa-arcas_4¿Tienen alma de Jesús Calleja? ¿Les pone palote cualquier actividad al aire libre y máxime si con eso consiguen que se les dispare la adrenalina como a un cohete de la estación rusa Mir? Pues, descuiden y no sufran, ya no hace falta ser un famosete bien torneado al que el bueno de Jesús invite a un exótico viaje para encaramarse al volcán más activo del mundo, bien cerca existe un paraíso donde todos los pirados de los deportes a pleno pulmón –trekking, alpinismo, escalada, parapente, esquí, trail running, barranquismo…- o incluso de algunas actividades menos convulsas –excursiones en caballo, darle duro a la micología, la pesca, los paseos en moto, etc.-, encontrarán su particular Nirvana.

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En nada se nos echa encima el veranito encima y toca desconectar –stop, off, caput-, que resetear la sesera paraliza la amenaza de monumental atasco mental y es bien que debería declararse patrimonio de la humanidad. Así que hagan caso, olvídense del mundo y sus puñetas, y viajen hasta la provincia de Huesca, al hermosísimo Valle de Benasque,  que oculta un buen puñado de pueblicos por los que parece no pasar el tiempo, entre montes de alta montaña y praderas de un verdor radiante. El paraíso oscense nunca se muestra tan bello y esplendoroso como en primavera –verano, hagan caso, con un sinfín de ríos, lagos, cascadas y montes enmarcados dentro del Parque Nagural Posets Maladeta, que es, geográficamente hablando, jamón de bellota superior.

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hotel-casa-arcas_5Pues bien, en uno de esos pueblecitos, donde se respira una tranquilidad tope zen y en los que la piedra, la madera y la pizarra dibujan una arquitectura única, en Villanova para más señas, se encuentra un hotel y casa de comidas, que solo por sí mismas bien merecen el viaje: el Hotel Casas Arcas, que además cuenta con una cafetería bien molona, Oilarra Café, que es parada obligada para todo el que deambule por la zona.
David Beltrán y su mujer Ainhoa Lozano decidieron un día hacer realidad aquella idea que durante tanto tiempo habían ido madurado, como un buen queso de bola. David, conocido por todos como “Tauste”, por su localidad de origen y por ser maño convencido, empezó a guisar en la cocina de Martín Berasategui de Lasarte siendo un crío y actualmente es uno de sus jefes de cocina, ¡que se dice pronto!  El caso es que le venía tirando la tierruca al bueno de Tauste, por eso el año pasado se echó al ruedo y comenzó a gestionar, junto a su familia, este coqueto y apacible hotel que cuenta con un restorán donde pone en práctica todo lo aprendido junto al rayo de Lasarte, que es mucho, en una propuesta campechana y sin dobleces.hotel-casa-arcas_6

La cocina de Casa Arcas y de la cafetería Oilarra contigua es un canto al producto del entorno, una culinaria franca, enraizada, guisada con tremendo gusto y sentido común, sin gilipolleces, al pan pan y al vino vino. Así que siéntanse como en casa y disfruten a dos carrillos, que el deporte y el relax abren el apetito que no vean. Dependiendo de lo que encuentren en el mercado,  las propuestas cambian a menudo, pero el menú siempre es un homenaje a la sencillez y la suculencia con platos como la Coca de girasol con pimientos, pescado azul y alioli –cuando interviene la sardina la fórmula se sale-,  el reconfortante huevo de corral con jugo de setas de primavera o el morrocotudo arroz de costilla de latón, prueba infalible de la cocina de sofrito bien currada al fogón. Si hay, no dejen de probar el inigualable tomate rosa de Barbastro en ensalada, bien aliñado con un estupendo aceite de oliva virgen extra arbequina e hínquenle el diente a la costilla de ternera de leche con bocaditos de patata a los quesos, pura mermelada carnívora, o al vicioso Jarrete de cordero con pastel de chiretas –una especie de morcilla hecha con la tripa de cordero rellena de arroz y los menudillos del animal-, con el que se te va la olla.

hotel-casa-arcas_7Nunca faltan postres golosos e irrenunciables para caer en la tentación del auténtico pecador de la pradera, ¡jooor!, como la tartaleta de manzana caramelizada con yogur y merengue de tomillo o el pastel de frutos secos, cacao y crema de corteza de limón, ¡oh, mon dieu, qué desparrame!

No es necesario estar hospedado en este idílico caserón para tener acceso tanto al restaurante y a las mesas que este año han dispuesto en un bello jardín como a la cafetería Oilarra, bautizada así en honor al gallo subido a un hito que da la bienvenida al visitante la entrada del Valle. Oilarra es un lugar la mar de agradable en el que apetece entrar, decorado en madera rústica llama al confort y a remolonear sin agobios ni tiranías del estrés. Hagan su huequito, pidan un vino de la zona o una buena cerveza y picoteen a placer, que es asunto que mola por igual al niño que al anciano: entre otras cosas, croquetas de cocido, paté de queso del valle con picada para untar o empujar con un pedazo de hogazas hechas al horno que son demasié, tortilla jugosísima de bacalao o el pincho estrella del lugar, Oilarra MB, en honor al maestro, finísima cresta de gallo guisada en vino blanco de Somontano con una base de crema de patata de la que te zamparías un quintal. Sólo de pensarlo se nos hace la boca agua.

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David y Ainhoa hacen un tándem perfecto, arropados en sala por Víctor Ovalles y Bea Oncins, en sala y cocina respectivamente, se lo montan como unos titanes para dejar al personal noqueado de pura dicha, y si no me creen, vayan y prueben in situ, que como decía el mayordomo repipi de la tele, la prueba del algodón no engaña. ¡Amén!

Hotel Casa Arcas
Carretera A-139 Km51
Villanova 22.467 Huesca
Tfno: 974 553378
contacto@hotelcasaarcas.com
www.hotelcasaarcas.com

COCINA Todos los públicos
AMBIENTE Campestre
¿CON QUIÉN? Con amigos / En pareja / En familia
PVP:  20 €

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