Sombrerería Maquedano

En aquellos años de tontería adolescente jugábamos al billar, mascábamos chicle, bebíamos cubata de Martini y nos hacíamos los duros a lomos de unas motos descacharradas, ¡menudos tontolabas! Una forma de hacerse el chulito era vestir chupa de cuero y calcetín de rombos “Burlington”, con los que pensabas atraer chavalas como osas hambrientas a un panal de rica miel.

Así, poco a poco, forjamos carácter hasta que un día nos calzamos en lo alto de la chota una gorra de tacto suave y estampado “Príncipe de Gales”, con la que caminabas por la vida como Antoine d’Abbadie, explorador, geógrafo y astrónomo francés del siglo XIX con castillo en la misma Hendaya.

Desde entonces, mucho ha llovido porque mi perchero revienta de gorras, mascotas, Borsalinos y Panamás que protegen de la climatología y de las mujeres fatales. Siento debilidad por las sombrererías y una extraña fuerza sobrenatural me atrae hasta esos escaparates en los que lucen tan hermosos, con sus alas anchas y forros de seda, estampados o de fino paño.

Si van a Sevilla y pasean por la calle Sierpes encontrarán una Capilla Sixtina del sombrero que lleva la friolera de cien años atendiendo a su nutrida clientela, concentrando todo el arte de la sombrerería de fabricación española que apilan en preciosas cajas de baúl de la Piquer. Además, siguen siendo lugar de encuentro de toreros y novilleros que compran con ilusión esa primera montera, así que si tienen pensado debutar en la Maestranza, no lo duden y pásense por Maquedano para ir como un pincel a la plaza.

Sierpes 40 – Sevilla
www.maquedano.com

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