Pepinillos “Delicias”

Pocos ingredientes tienen la personalidad de un pepinillo en vinagre, que posee algún componente secreto que lo convierte en adictivo gracias a esa firmeza irresistible y crocante a la mordida, el puntillo vinagroso y ese poderío que realza con elegancia todo lo que toca.

Envalentona un gazpacho, un filete tártaro y a las flamencas salsas tártara y “gribiche”, que como todos los gordos del mundo sabemos son comodín de lujo para la cabeza de ternera “ravigota”, la dorada a la sal, los sesos de cordero rebozados o empapa divinamente la miga del bollo de un bocata de cabeza de jabalí.

Eli, que es mucho más lista que una premio nobel de la paz, se los zampa con increíble voracidad porque nadan en un aliño muy suave que los diviniza aún más, así que ya están tardano en hacerse con un frasco para ponerse hasta las cejas.

Además, los bendice el pontífice Berasategui, que abraza a toda una comunidad santa integrada por alcaparrones, olivas, tomates secos, pimientos y todo tipo de encurtidos, ¡hosanna en el cielo!

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