Garbanzo “La Criba de Valseca”

En mi casa toda la vida de dios comimos callos con morro de ternera, su salsa de tomate picosa y sus garbanzos, que es una pista muy fiable que anuncia “galegos por la costa”. Aunque al madrileño también le guste el garbanzo en su cocido y en muchos de sus guisos de menudillos, es más patrio que el manto de la Pilarica ese gesto de poner el garbanzo a remojo para comer al día siguiente de cuchara.

La Criba, para el que no lo sepa, es un utensilio que se emplea para limpiar el grano de la paja, el polvo y otros elementos indeseados y en la localidad segoviana de Valseca es sinónimo de legumbre de calidad y categoría extra por su cochura y homogeneidad.

Se parten la meninges para cosechar, limpiar, seleccionar y envasar los mejores judiones y un garbanzo de excepción, que siembran en abril y recogen en agosto, con el calor y las chicharras ofreciendo sus serenatas.

El resultado es un meticuloso currelo en el que todos los vecinos intervienen de manera activa, ya que después de preparar las tierras y plantar las matas, miman las plantas hasta conseguir uno de los mejores garbanzos de la vía láctea, gordo, suave y mantecoso, con un pellejo imperceptible.

Los venden también cocidos en tarros de cristal, listos para añadirse al fondo de un sofrito con mucho ajo o para comerse a palo seco, escurridos y apañados con mucho pepinillo, cebolleta, aceite de oliva virgen extra y cabeza de jabalí en dados.

www.lacribadevalseca.com
Precio aprox.: 4,75 euros/kg.

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