Si cogen el AVE, sepan que en un periquete podrán plantarse en el mismísimo valle de Los Pedroches, que es una reserva natural única en Europa en la que campan a sus anchas los cochinos ibéricos con los que las grandes firmas jamoneras elaboran sus perniles de ensueño, entreverados, grasos, con esa infiltración y ese sabor inconfundible que pasea el nombre de nuestra mejor gastronomía por el mundo.
Gracias a los amigos segovianos de Monte Nevado me he echado al zurrón una segunda montanera en el campo, ¡suerte la mía!, profundizando en el conocimiento de esas características fundamentales para que los animales engorden y disfruten de un entorno de ensueño, rodeados de charcas, pasto verde y bellotas.
Disfruten del mejor jamón y de la buena chacina y siempre que tengan oportunidad, deténganse a charlar con el hombre de campo para saber cosas que no encontrarán ni en el “uasap” ni en el “internet”, ni en los suplementos dominicales. Si se aventuran por Villanueva de Córdoba, vayan de mi parte y pregunten por José Manuel Jiménez para que les hable de las lechonas, lo encontrarán a media tarde en Casa Zaleas, un tasco que desde 1911 sirve un vermú con sifón de grifo que levanta el espíritu cosa buena.
Cuando apriete el hambre, corran a ver a Luciano, el cocinero de La Bodega y quizás tengan la fortuna de encontrarse en su barra a Pedro Cañuelo, ganadero fenómeno y casta que muestra una pasión desmedida por sus tierras, su ganado bravo y sus guarros, que no tienen rival en toda Andalucía. Francisco es su mayoral y se lo comerían a besos. Vayan al campo de vez en cuando y desconecten de la ciudad. De nada.
