Dolcetorta Babbi

Pasé mi infancia a caballo entre Hondarribia e Irún, de un lado para otro en los autobuses de línea verdes jugando al fútbol, montando en bici, yendo al desparecido cine Avenida a ver pelis de Bud Spencer y Terence Hill o a comprar pipas, caramelos, regalices, chupachuses y aquellas barras de galleta “Huesitos”, que comíamos a docenas y comprábamos en el kiosco de Lucas “el carero”, auténtico fenómeno que nos facilitaba todas las chucherías del mundo mundial.

Años más tarde y con alguna que otra cana en los huevos colganderos, tropiezo con una fina golosina que recuerda a aquella barra chocolateada, llevada a otra dimensión de calidad por los ingredientes finos filipinos que intervienen en su composición. Las manufacturan y distribuyen por todo el mundo los artesanos heladeros italianos Babbi, que las paren en el mismo corazón de la “Romagna” en un obrador fundado por el gran Attilio, dedicados en cuerpo y alma a la elaboración de conos, barquillos y demás enseres para refrescarnos el gaznate cucurucho en mano.

Todo pichichi sabe que los helados se consumen en verano, así que los italianos, muy linces, decidieron aprovechar los meses invernales para introducir una nueva línea de producción centrada en barquillos y especialidades galleteras enriquecidas con multitud de golosinas y filigranas, cremas, coberturas y fuegos de artificio dulces. Para que ustedes sepan de lo que hablo, sus “Wafer Viennesi”, los “Waferini” y sus “Dolcetorta” son un híbrido extraordinario entre el huesito de toda la vida y la legendaria galleta “Artinata”, que todos hemos comido a cientos, pero con un toque más elevado y en formato “torta imperial chocolateada”.

Las tienen rellenas con diferentes pringues como cremas fondantes, giandujas, chocolate con leche o crema de pistacho y las vende Amaia en el ultramarinos más atómico de Getaria que es el Amona María cercano al puerto, así que no es mal plan jamarse en el Kaia del amigo Igor un rodaballo y terminar sentados en su terraza pellizcando estas tortas con un txakoli o un gin-tonic refrescante. Que la vida se acaba y nos quedan dos telediarios.

www.babbi.es
precio: 16 euros

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