Asador Bidea2

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Como si no hubiera un mañana.

O de cómo se goza en Cizur, una reserva en la que aún merece la pena vivir.

Hay que acercarse a Cizur Menor para comer una carne de dimensiones colosales, en ese mismo camino que hace mucho tiempo llevaba por el alto del Perdón hasta las fiestas de Obanos y Puente la Reina, en las que bebimos, comimos y nos enamoramos como pichoncines castellanos. Ahora las carreteras son otras, y las estaciones de servicio que las flanquean en vez de melones, parches para arreglar pinchazos o fórmulas enriquecidas para petardear la gasolina, inundan sus estantes con compresas rellenas de gel azul, barras de pan de leña, juguetes, proyectores de realidad virtual, enciclopedias británicas o todo aquello que necesitamos para nuestro trayecto en automóvil, que nunca se sabe lo que pueda ocurrirnos en cualquier cambio de rasante. Y si quiere gasofa a precio de Champagne de Reims, ¡ya sabe!, cálcese los guantes de goma y sírvasela usted mismo, ¡fenómeno! ¿quiere tarjeta descuento, de puntos, Iberia Plus o Travelo’s Club? ¡Que tenga un buen viaje, corderín!

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A pesar de la pesadilla suprema que nos rodea por doquier, agobiados por la telefonía, las redes, la prisa, la tontuna, el trabajo, los bancos y las compañías de seguros, aún quedan reservas en las que merece la pena vivir y Cizur es uno de esos sitios chulos, limpios y armoniosos sembrado de buena gente, preciosas villas, adosados primorosos y guapísimos asadores en los que vale la pena ponerse las botas como si no hubiera un mañana. El Bidea2 lo pilota el amigo Goyo Tolosa, que es un tipo que se da muy poca importancia en asuntos cárnicos y si les soy sincero, es asunto que agradezco, pues estamos rodeados de tanta charlatanería en estas lides, que cualquier día el ganado patrio se sube a un AVE y escapa avergonzado de España con paradero desconocido; que si las razas, que si la vaca fuma en pipa, que si los masajes, que si el hilo musical, que si el establo está tapizado por Gastón y Daniela, que si las largas maduraciones le dan a la chuleta tonos a champiñones, a queso y sotomonte o la madre que parió a panete. En serio, nos hemos vuelto tontos de capirote.

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Así que hace tiempo que no probaba algo parecido y no saben cómo se agradece que en un asador te dejen cenar tranquilo en compañía de tu chica, esa gloriosa Eli que por fin pudo disfrutar tranquila del menda lerenda, su esposo mantecoso. Eso significa que en Bidea2 no les darán la murga y que si quieren comer carne de vaca gallega madurada treinta días, bien asada sobre tizones ardientes de carbón de encina y servida con lechuga aliñada o unos estupendos pimientos de Lodosa confitados o patatas fritas, éste es el sitio perfecto. Si sienten curiosidad, se levantan y se arriman a la parrilla que se abre sobre el comedor y allá el mismo Gregorio o cualquiera de sus chicas responderá con mucha atención cualquiera de sus dudas existenciales, y de paso verán pasar platillos de chistorra de Lekumberri o de morcilla, anchoíllas en aceite, jamón ibérico, hongos o kokotxas de merluza a la brasa de impresionante factura. También verán pescados traídos desde las lonjas de Cantábrico, justo asados y pringados de refrito, besugos, rodaballos, lenguados, mero o un imponente bacalao, que también es estandarte de la casa. Si llegan de noche y aprieta el frío, o llegan de una reunión con el notario y los dejaron desplumados o están en algún proceso de “desamor” y andan chungos y llorones, pidan antes de nada un buen tazón de consomé con yema, el mejor antídoto contra los malos humores cerebrales y vacío de estómago. ¡Ah!, los cuchillos los afila el diablo y cortan que es un primor, y la carta de vinos es corta, selecta y cuidada.

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Como estoy sobre excitado ante el descubrimiento de un asador sin igual, celebremos juntos el festival de sentarse ante una chuleta, y como escribía el atómico Busca Isusi, escuchemos juntos “el suave crujir de la carne y cómo asoman en sus caras tostadas las sonrosadas gotitas de plasma. ¡Ya tenemos la chuleta sobre el plato! Sus dos superficies caramelizadas, sin puntos negros ni blancos, exhalan un olor delicioso. Pocas complicaciones en la mesa, un cubierto de cuchillo y tenedor, buen pan y vino. La chuleta debe empezarse a comer por lo que pudiéramos llamar cola: allí está el mayor depósito de grasa y hay que comerla muy caliente. Se sigue a continuación por la orla también grasa y con tejido conjuntivo. Tenemos ya enfrente un trozo de carne con forma de triángulo rectángulo, en el que los catetos están orlados de hueso y la hipotenusa, libre. Ésta carne está sonrosada en su interior, su textura es mantecosa y su aroma ayuda a la secreción de jugos. Al final no tengamos reparo en coger el hueso con las manos y arrancar con nuestros incisivos el sabroso periostio”.

Cuando los huesos estén mondos, pidan un buen queso de Urbía, Aralar o Urbasa con dulce de manzana, o cualquiera de las golosinas que preparan a diario en la cocina, lechefritas, flan con helado, arroz con leche, canutillos rellenos de crema, sorbetes, torrijas, hojaldre de manzana o la donostiarrísima panchineta. Larga vida a Goyo y a todos los que ejercen el oficio sin darnos la matraca.

Asador Bidea2
C/Camino Viejo 2,
31190 Cizur Menor (Navarra)
Teléfono: 948 280 187
asador@bidea2.es
www.bidea2.es

COCINA Todos los públicos
AMBIENTE Campestre
¿CON QUIÉN? Con amigos / En pareja / En familia
PRECIO 60 €

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