Casa Adriano

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Anti morriña.

Un gallego excelente en Madrid, que tiene por bandera la honradez.

Mi difunto padre, que fue un ferrolano con una casta de impresión, nos contagió el veneno por la lectura de Alvaro Cunqueiro, un tipo lúcido e inmenso que ya en vida expresó su deseo de que “si algún día, muerto, se quisiera hacer de mí un elogio y estuviera dando hierba a nuestra tierra, podría decir en mi lápida: aquí yace alguien que con su obra hizo que Galicia durase mil primaveras más”.

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Efectivamente, el escritor nacido en Mondoñedo, desde bien crío, gracias a una madre chirifláutica que lo entretuvo en la cocina con cuentos, romances y fabulaciones que alimentaron su imaginación, absorbió toda la grandeza de una tierra única cuyos encantos supo perpetuar en la mente de sus incondicionales a través de soberbios escritos.

Quien haya leído a Cunqueiro, habrá soñado durante días con nabizas, salmones, lampreas, corujos, zamburiñas, volandeiras, empanadas, centollas, pulpos, xoubas, langostas guisadas con chocolate, filloas de sangre, albariño y demás golosinas capaces de restañar las heridas del cifostio vital en el que andamos envueltos, todos, y casi por igual.

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Así que no me sean siesos y hagan caso a Don Alvaro que sentenciaba juicioso, “alabemos lo que da para comer la tierra, lo que da el mar, la gran diversidad de las cosas que el gallego puede llevar a su mesa, los platos de rara perfección, los quesos, los vinos”.

Si les entró la morriña y las ganas locas de zamparse un centollo como un castillo de grande y se encuentran en Madrid, encaminen sus pasos sin más miramiento a la zona de Tetuán, Casa Adriano es el lugar en el verán satisfechos su instintos de la Galicia más caníbal.

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El garito no puede ser más genuino: ambiente rústico, paredes de ladrillo visto, un equipo de camareros de los de la vieja escuela, raudos y diligentes, y un ambiente cálido y familiar comandado por el sheriff del chiringo, Adriano Otero, que lleva a sus espaldas la friolera de más de 40 años currelando en hostelería en los mejores restoranes de Pontevedra y Madrid, su mujer Dora y su hijo David, tano montan, montan tanto.

Adriano y su gente, que son unos locos del producto, son capaces de remover tierra y mar para ganarse el favor de los mejores proveedores, no en vano los pescados y mariscos más deseados son recibidos diariamente en su casa desde Galicia sin que se les mueva el tupé ni tengan la necesidad de aleccionarnos con el clásico sermoncito dominical con el que ya nos tiene habituado el egochef de turno.

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Casa Adriano es un gallego excelente, que tiene por bandera la honradez, en el que se come de cine. Punto pelota. Ni más ni menos, ¿le parece poco? Los mariscos están cocidos a la perfección, los guisos de pescados sobresalen por una sencillez y gustosidad sobresaliente y los postres le llevan a uno a las entrañas de ese crío medio galego capaz de zamparse decenas de filloas dobladas y de puro atracón, ¡qué tiempos Mariví!

Percebes de Cangas, centollo, nécoras y bogavantes de O`Grove, almejas, berberechos y ostras de la Ría, son algunas de las joyitas del repertorio de mariscos. Tiene más que merecida fama las cigalas a la plancha, pero cualquier otra cosa les hará felices: empanadas de vieiras, de centollo, croquetas de carabineros, xouvas con pimientos del Padrón, pulpo a la gallega, excelentes merluza, rodaballo, lubina o mero, bien al horno, a la plancha o a la gallega, unas patatas con bogavante que quitan el sentido o incluso callos, chuleta de lomo de buey o de cordero, solomillo o escalope por si a uno le una repentina vena carnívora, que ya es sabido que la tierra del verdín cuenta también con una chicha de campeonato.

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No se resistan al dulce, unos canutillos de Carbanillo, las inexcusables filloas, una racioncita de Tarta de Santiago o de queso, o un poco de leche frita, ¡dios, qué locura, aquí no hay quien pare!

Tengan en cuenta dos cosas, los precios no tienen competencia, pero vayan con la “panoja” fresquita y coleando, que acá no admiten tarjetas de crédito. Segundo aviso, si son tirando a comodones, descuiden, también cuentan con aparcacoches, que es un puntazo interesante.  Y por último, brinden con caldos de la tierra, que la bodega está perfectamente surtida.
Ya han visto, En Madrid también hay Galicia “calidade”, avisados están, ¡salud!

Casa Adriano
C/Pamplona, 19 (28.039 Madrid)
Teléfono: 914 50 08 85
www.restaurantecasaadriano.com
Cierra: Las noches del domingo y lunes

COCINA Todos los públicos
AMBIENTE Tasca
¿CON QUIÉN? Con amigos / En familia
PRECIO 60 €

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