Vuelve el clásico donostiarra.
Sin perder el “swing” y la elegancia de un local de leyenda.
Como narrarían en la serie de televisión “Cuéntame”, debían de correr los primeros años de la década de los setenta cuando Tomás Almandoz y su mujer Estrella se enamoraron de un hermoso local en la desembocadura del río Urumea, al principio del Paseo de Salamanca donostiarra, lugar privilegiado y sin parangón. Vieron la oportunidad y no se lo pensaron dos veces, allí darían vida a uno de los restoranes que durante muchísimos años más alegrías y satisfacción proporcionaron a la concurrencia local y extranjera, Urepel lo bautizaron, en alusión a la recoleta localidad del departamento de Pirineos Atlánticos, en la Aquitania, y en homenaje al poeta y pastor de Urepel que tan magistralmente recordara el cantautor Xabier Lete en su icónica “Xalbadorren heriotza”.
Efectivamente, Tomás y Estrella, que fueron unos fenómenos, se dejaron la piel y las pestañas durante décadas construyendo el restorán soñado para cualquier comensal, sereno, confortable, honesto y tremendamente placentero y así fue como su casa se convirtió en emblemática en la ciudad, lo petaban día y noche, los llenos se sucedían uno tras otro y sus reservados conocieron de los entresijos empresariales de la provincia más que la Cámara de Comercio local, allá cuajaron por aquel entonces muchos negocietes y acuerdos, políticos y sociales, con jamada de nivel y bebercio delicado, que ya saben que un estómago dichoso y bien asentado allana mucho el camino del entendimiento y de la cuenta corriente.
El treinta de Mayo de 2012, treinta y cinco años de actividad mediante, que se dice pronto, Urepel cerró sus puertas. Tras la muerte del incombustible Tomás, Estrella, que continuó unos años más, decidió que era tiempo de detener el convoy. Su hijo Peru, que había estado al frente de la cocina desde bien chaval, se lió la manta a la cabeza en otros proyectos soñados y tras cocinar por medio mundo, capitanea hoy un gran proyecto hostelero en Ibiza, establecimiento que bien pronto verá la luz, así que suerte y al toro, ¡larga vida!
Hace menos de un año, de la mano de Mª Eugenia Bozal, también propietaria del restorán La Muralla de la parte vieja, el viejo Urepel volvió a abrir sus puertas. Cuando uno traspasa la puerta vuelve a darse de bruces con el enorme arrantzale esculpido de Tomás Murua, y la esencia del viejo Urepel te noquea como un gancho de derechas, allá está la antiquísima caja registradora, las puertas de la cocina con su figuras viejunas de cocinerito y cocinerita respectivamente, además de múltiples detalles que son una mirada al pasado glorioso del local. Deñe Aguirregomezcorta, patrona del estudio de decoración “Arkibide”, tuvo claro desde el principio que quería respetar el estilo de un lugar tan emblemático, así que apostó por imprimirle un toque más sobrio y distinguido pero sin perder un ápice de “swing” y elegancia clásica, ¡chapó!
Antes de que esto empiece a pillar tintes de crónica de sociedad de nuestro querido colega Joti Díaz, nos metemos ya en harinaza koxkera, así que les contaré que Mª Eugenia, que lleva mecha en asuntos hosteleros, con Cristhian Lijó al frente de la cocina y Maite Encina en sala, replica una fórmula que les chuta de lo lindo que consiste en una propuesta de mercado de corte tradicional pero actualizada, en la que no cabe la tontería.
En carta nunca faltan raciones para compartir para las que cabe poca discusión: guindillas fritas de Ibarra, jamón ibérico con pan de cristal refregado con tomate, croquetas de jamón, foie gras acompañado de pan de pasas y copita de Sauternes, etc. Y platos también de los que gustan a todo pichichi como su archiconocido ravioli de txangurro con crema de centolla, el arroz negro de chipirón y carabinero con crujiente alga wakame, la clásica sopa de pescado al estilo donostiarra o ahora en plena temporada estival, las pochas tiernas de Sangüesa con almejas y kokotxas de bacalao que levantan a un muerto de su caja de pino.
Los pescados y las carnes transitan por el mismo derrotero de gustosidad y populismo: son buenas opciones la brocheta de rape y langostinos con panceta ibérica, salsa romesco y patata rústica, el lomo de bacalao sobre ajoarriero con salsa pil pil y migas crujientes, las carrilleras de “retinto” con timbal de setas o la paletilla de cordero asada con puré de castañas.
Dejen un huequito para los postres, bien golosos y tentadores, son apuesta segura el bizcocho fluido de chocolate con sorbete de fruta de la pasión o el milhojas de hojaldre caliente con crema de vainilla y confitura de melocotón.
Restaurante Urepel
Paseo de Salamanca nº3
20.003 Donostia
Teléfono: 943 42 07 23
www.restauranteurepel.com
urepel@restauranteurepel.com
COCINA Sport elegante
AMBIENTE Modernito
¿CON QUIÉN? Con amigos / En pareja / En familia / Negocios
PVP: 45 €; Menú Degustación de 28 a 42 € (sin IVA)
