La Tavina

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Tres en uno.

Un local cosmopolita que congrega la esencia de la cultura gastronómica riojana.

la-tabina_7A buen seguro se acordarán ustedes del 3 en 1, ese aceite que aún hoy todo pichichi guarda en algún rincón de la casa o el garaje, para, tal y como rezaba su eslogan, “mantener lubricados los mecanismos que lo requieran”, ¡chúpate ésa María Teresa! El reclamo publicitario del tres en uno se ha traslado después a asuntos diversos: mutuas de seguros, servicios de telefonías, coches y demás anzuelos de atractivos totum revolutums. Lo nuestro no es darles el peñazo con campañas machaconas ideadas por agencias del sector sino más bien allanarles el camino del feliz ñampazampa e iluminarles la vida y el morrete con propuestas que nos encandilan tanto como la buena literatura o las faldas cortas que enseñan cachaza en primavera. Aún así, en una de nuestras últimas incursiones a tierras riojanas encontramos un tres por uno que bien vale la visita, así que cojan papel y lápiz y tomen nota, que estamos que lo tiramos.

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la-tabina_2En plena calle Laurel de Logroño, que es la bacanal romana del tapeo, el disfrute y el ambientazo que lo peta, se encuentra La Tavina, lo que fue anteriormente una mítica tienda de moda de la ciudad reconvertida hace un tiempo en un local que acoge tres espacios distintos: el bar en la primera planta, una especie de vinoteca que es en realidad taberna y tienda de vinos en la segunda y finalmente el restorán en la tercera. El lugar luce bien vistoso gracias a un interiorismo urbano, cosmopolita y luminoso que congrega la esencia de la cultura gastronómica local: vinos pelotudos para el descorche a precios muy molones y productos de la tierra que copan su protagonismo en una cocina sin chorradas, pero no exenta de personalidad, basada principalmente en el abastecimiento de chicha fresca y cercana, vinculada siempre a la estacionalidad. La proximidad del mercado de Abastos y de un conjunto de proveedores de confianza facilitan mucho esta necesaria inmediatez de la materia prima, asunto que debería ser siempre la columna vertebral de cualquier proyecto hostelero que se precie. Esto es así.

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Cuatro socios riojanos provenientes del mundo de la empresa, la gerencia pública y el marketing decidieron emprender por primera vez una aventura en el mundo hostelero, y aunque a estas alturas ya se habrán dado cuenta de que este es un negocio para chalados sufridores, ahí están remando a favor para coger siempre buena champa, ¡iepa!, por algo la sarna con gusto no pica aunque mortifica.

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Tavina por tanto no es un bar, tampoco un restorán, no es sólo una tienda de vinos, es todo junto pero “aliñado” con gusto y sesera. Si pueden elegir pidan que les hagan hueco en la vinoteca,  el más dinámico de sus espacios con capacidad para algo más de una veintena de comensales, da un gustazo de miedo revisar sus paredes, donde descansan más de doscientos vinos, con todo tipo de referencias tope interesantes. Existe incluso una zona de venta y exposición de vino, pero lo que de verdad mola es acomodar el pandero en el taburete de alguna de sus mesas altas, no sin antes haber dado un voltio, decidido el vino a descorchar y elegido lo más apetecible de la carta para picotear como un príncipe fino catalino, entre pinchos, raciones o platos de la carta.

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La tapa de careta de cerdo causa furor por los alrededores desde que, al parecer, el obispo Adriá la probó y santificó, pero no nos pareció lo más suculento de sus propuestas; sin embargo sus croquetas de jamón ibérico, cremosísimas, y el tártaro de buey con helado de mostaza estaban como para parar un tren, el tártaro bravo, bien sazonado, de nota, y el helado absolutamente bestial, uno de las mejores cremas heladas que probamos en tiempos, ¡oh mon dieu!

la-tabina_5Otro picoteo sideral son las anchoas del Cantábrico con un granizado de tomate de aúpa y unos chips de alcachofas acompañados de cubos de panceta que bailaban a lo “agarrao” de escándalo.

Había rica ensalada de tomate riojano con sardinas y guindillas, parrillada de verduras con mojo rojo o platos de esos que nunca fallan por su inmensidad como los huevos fritos con jamón ibérico.

La merluza rebozada con crema fina de ajos fritos y piquillos caramelizados rezumaba sabor y delicadeza y para los más carnívoros siempre hay tentaciones en forma de carrilleras guisadas al vino tinto con champiñones, jarretes glaseados, solomillos albardados o chuletas con patatas panadera. Los postres también tienen pintón, tarta de queso, de arroz con leche al estilo Prendes, helados y la madre que lo parió.

La gente de sala, comandada por la simpática y diligente Olga Clavel, se lo curra de lo lindo para que todo quisqui se sienta dichoso y relajado y damos fe de que lo consiguen con creces.

Laurel es un hervidero de garitos con solera pero si uno quiere gozar con algo más de sosiego, La Tavina es estupendo remanso del guerrero. ¡Viva La Rioja y viva el vino, redios

La Tavina
C/Laurel nº2, – 26.001 Logroño
Teléfono: 941 10 23 00
info@latavina.com
www.latavina.com

COCINA Todos los públicos
AMBIENTE Modernito
¿CON QUIÉN? Con amigos / En pareja
PVP MEDIO 35 €

1 comentario en “La Tavina

  1. Bixen

    Nada recomendable, caro, malo y, sobre todo, extremadamente desagradables. Tuve una experiencia familiar nefasta con ellos, casi acabamos en Comisaria. Lo dicho, lo peor de Logroño, con una atención personal no ya descortés, sino rozando lo macarra.

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