Hotel-restaurante Atalaia

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Han Solo y la princesa Leia.


Si necesitan un subidón de adrenalina, éste es el lugar ideal.

Inaxio Muguruza es un tío incombustible y pilota con su chica lo que ellos llaman con mucha gracia la “casa del placer”, pues llevan unos cuantos años allá instalados en su coqueto Atalaia liándola parda. El sheriff de la casa es el eslabón perdido de los cocineros de su generación, un torpedo más vivo que el hambre que está de vuelta de todo y guisa con una felicidad simpar en la comarca que lo vio nacer, la “Bidasotarra”.

Nuestro protagonista fue moderno y un adelantado a su tiempo en su legendario Kokotxa donostiarra, tras años de aprendizaje con Luis Irízar. Después de recorrer el mundo a lo Willy Fogg y de curtirse en mil batallas, guisando en el sur, haciendo televisión o cursos de cocina por correspondencia con los amigos de CCC, dios guarde muchos años a su majestad Juanjo Azcárate, a Inaxio tuvimos la fortuna de verlo regresar a casa, como un hijo pródigo, con su macuto a cuestas.

Y sí, lleva ya unos cuantos años junto a la rotonda de acceso a la civilización, pues desde el Atalaia uno puede poner rumbo al norte en un pispas y colocarse en mitad de Europa en menos de lo que canta un gallo. Así que allá está pegado a una gigantesca rotonda, entre surtidores de gasolina, cambios de rasante y de sentido, pabellones industriales, centros comerciales, lavaderos de coches y accesos de pago a la autopista, mecido entre las faldas del monte Jaizkibel, guisando como un auténtico chef Guevara.

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Si lo que necesitan es un subidón de adrenalina y un chute de buen rollo, el Atalaia es el lugar ideal. El acceso es pelotudo para llegar en auto, lo aparcas en unas instalaciones bien cómodas y alucinas con los jardines, el pedazo de frontón y todos los detalles que pueblan el entorno: esculturas coquetas, jardineras de acero corten, terrazas del copón y leña apilada para la chimenea principal. ¡Ah!, si son de Bilbao del mismo centro y tienen por costumbre moverse en helicóptero para evitar las aglomeraciones de las horas punta en carretera, podrán utilizar el helipuerto de Inaxio, situado al pie de la cocina, cuenta con todos los permisos pertinentes y la madre que parió a Panete. Ahora que aún rasca por la mañana y cuando se esconde el sol al atardecer, la chimenea del recibidor del hotel les dará la bienvenida, si acceden como un turista irlandés por la fachada principal. Por el contrario, si son de casa y quieren entrar sin llamar, podrán hacerlo por el portón trasero y directo al restorán, la antesala al verdadero pulmón de la casa, que es el fogón y la cocina.

Y aquí llega la buena nueva para los abatidos, los tristes, los desencajados, los desnortados o sencillamente para los que quizás no tengan un buen día… Inaxio canta en sus dominios como un ruiseñor y contagia a toda la casa con su buen rollo, descojonándose del mundo desde bien temprano por la mañana. Con su txapela blanca bien calada, distintivo de la casa, pilota los desayunos, carga de troncos las chimeneas, recibe a los proveedores, corta la hierba, poda los setos, atiende a las parejas de boda o a los padres que quieren montar una primera comunión, y si es necesario acarrea con las maletas de una vieja pareja inglesa a lo Benny Hill, con una casta, una alegría y un sentido de la profesionalidad y la hospitalidad, que ya quisieran tener muchos de los que nos dan la murga con sus originalidades, sus salas repletas de bailarinas del Bolshoi y sus platillos nacidos de la inspiración de un paseo por el bosque, rendidos al encanto del verdor, el minimalismo y la hojarasca.

Inaxio es cocinero, y su chica María, dice sentirse la más feliz de Europa, qué demonios de Europa, la más feliz del mundo atendiendo a sus huéspedes para que se sientan como reyes bien alojados en sus hermosas habitaciones. Felices devolviendo el aliento al visitante, arropándolo, sacando brillo a sus zapatos, secando sus chamarras, dándole un rico desayuno o un almuerzo o una menestra y un escalope con patatas fritas y pimientos con ajitos. Y si uno desea se queda allá a echar la siesta o a dormir u organiza en alguno de sus salones una reunión de trabajo o una timba de póker con sus amigos. Y sabe que por algún lado aparecerá Inaxio con su txapela, descojonándose del mundo con una bandeja de fritos o con una fiambrera de paella para que la cenes al llegar a casa, o silbando alguna cancioncilla de película de indios y vaqueros, sin darse ninguna importancia.

Así que, aunque no lo crean, aquí lo de menos es lo que se come, aunque todo esté siempre bien resuelto y tope sabrosón. Muguruza lo tiene claro, él de lo que sabe es de dar de comer cocina sencilla, gozosa y festiva: ensaladas caprichosas, txangurro y pescados al horno, montañas de marisco, unas popietas del pleistoceno por allí, unas chuletillas de cordero por acá, todo guisado con fuste, sin gilipolleces. Y también sabe lo suyo de currarse unos menús del día a precio de ganga que mantienen el denominador común del “bueno, bonito y barato”: pimientos rellenos de carne, revuelto de atún y cebolla, merluza a la koxkera, menestra de cordero, carrilleras, goxua, helado de mango, flan de queso o lo que se tercie, ¡bendita sea la cocina de siempre por los siglos de los siglos, amén!

Así que tomen nota, aquello es hotel, restorán, consulta gratuita del psicólogo, taberna, patio de vecinos, helipuerto, salón de banquetes o casa de comidas, qué más da. Y sí, da cobijo a parejas de enamorados que quieren celebrar su boda, a críos que festejarán su comunión, a obreros de los talleres del polígono, a familias, a turistas accidentales, a vecinos, a amigos o a viajantes comerciantes que alucinan en colorines con las anchoas fritas, la lasaña, el brazo de gitano o el helado mantecado. Inaxio y María son los amos del universo, como Han Solo y la princesa Leia. Unos grandes. Unos titanes. Proyectando el buen rollo hasta el infinito y más allá.

Hotel-restaurante Atalaia
Aritz Ondo 69
Barrio de Ventas-Irun
Tel.: 943 635 518
info@hotelatalaia.com
www.hotelatalaia.com

COCINA Todos los públicos
AMBIENTE Campestre
¿CON QUIÉN? Con amigos / En pareja / En familia / Negocios
PRECIO 40 €

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