Chin-Chin

chin-chin_1

¡Vaya pedazo de tasco!

Jamada informal en un ambiente que invita a la juerga y el despelote.

En la segunda ciudad del mundo con más restaurantes con estrella neumática por metro cuadrado no abundan los tascos de cocina internacional. Algún chino mandarín por aquí, otro japonés por allá, italianos acullá, y en medio varios bistrós loables con inquietud viajera. Me dirán ustedes que si San Sebastián brilla por su oferta culinaria autóctona, para qué necesitamos nada más. Eso es lo que piensan los miles de turistas extranjeros que nos visitan cada año, que llegan con ganas de besar el suelo y bañarse en salsa verde, como si fueran a hacer un voltio culinario pedaleando en papamóvil.

chin-chin_6Pero ya se sabe que los pasteleros desayunan salado y que cuando estás acostumbrado a algo te entra esa “gusa” del antojo y el cambio para darle gusto al cuerpo. Y los donostiarras no gozan de la vecindad de ningún restaurante peruano, mexicano ni latino en general, árabe, griego, yanki o tailandés para gozar como gorrinos cosmopolitas. Mucho brunch y mucho spanglish en las cartas, pero a la hora de la verdad el “hummus” o el curry de pescado se lo tienen que apañar en el fogón de casa.

Por eso es destacable cualquier novedad hostelera que nos saque un poco del sota, caballo y rey, con ganas de desenroscarnos la txapela del paladar, y afortunadamente, desde hace tres meses tenemos chica nueva en la oficina: el Chin-Chin. Este local está dando mucho que hablar y mucho de comer, aupado no sólo por la novedad sino por una propuesta interesante enmarcada por un decorado apabullante. Si han pasado ustedes últimamente por la calle Garibai se habrán fijado en el descomunal restorán con presencia fetén que ocupa el número cinco, pues franqueas el zaguán y te sientes en un localito del mismísimo Rockefeller Center neoyorquino, como hay un dios. Con aire colonial y decimonónico, Chin-Chin deja estupefacto al provinciano ante sus mesas de mármol y sus lámparas art-nouveau, ¡mucho nivel, Maribel! En el centro de la sala se levanta un patio con lucernario a lo jardín botánico burgués y los clientes se emboban alucinando con el espectáculo visual hasta en los baños. Todo este despendole decorativo se debe a Lázaro Rosa-Violán, uno de esos gurús del buen gusto que lo mismo idean un restorán gamberro en el mismo centro de Madrid que un apartamento a todo trapo en el barrio latino de París.

chin-chin_4A pesar de semejante despliegue estilístico, el Chin-Chin es un restorán informal al que acudir con ganas de pasarlo teta, nada de citas románticas ni de susurros a media voz. La música se suma a las voces de los doscientos comensales que puede llegar a albergar el local, de modo que se requiere cierto espíritu de jarana y compañía festiva para amenizar la velada. La juerga gastronómica corre a cargo de una carta divertida, llena de frescas notas internacionales y creada por chefs como Darran Williamson y José Ramón Martín Toscano. Cocineros curtidos en el pintxeo y la originalidad, demuestran sus diversas influencias gastronómicas en una lista de platos sorprendente. En ella podemos encontrar recetas casi ignotas hasta ahora en la ciudad como el pad thai, el ceviche o el cuscús.

chin-chin_5Para empezar, una ensalada con toques originales, como la de salmón marinado casero con aliño de soja, de ventresca de atún con calabacines y pimientos asados, thai con langostinos o una César digna de Times Square. Seguimos con entrantes fríos, entre los que destaca el hummus con berenjena frita y miel, un ceviche vasco-panamericano de langostinos con idiazábal y guacamole, o los diversos tártaros, una verdadera fiesta. Si somos más de aperitivos calientes podemos optar por un tótum revolútum de fusiones, chipis crujientes con salsa de chipotle, alitas fritas, berenjenas asadas con mozzarella, mejillones a la belga con patatas o pulpo a la brasa con mojo verde, entre otras golosinas.

chin-chin_3El cachondeo sigue con la sección más internacional de la carta. Podemos poner un pie en el sudeste asiático con un pad thai de verduras y langostinos, para pasar a Japón y de la mano de una merluza con nabo daikon y curry japonés, el atún rojo con salsa teriyaki y pak choi o el solomillo con salsa de soja y sésamo picante. Para los amantes del exotismo más mediterráneo, kebab de ternera en brochetas con salsa de yogur o salmón sobre cuscús de verduras y ajetes. La cosas no para y se puede saltar el charco hasta Brasil para probar la picaña a la brasa con chimichurri o permanecer en la vieja Europa desgastando un risotto de hongos con jamón, un entrecot a la italiana con tomate seco y parmesano o un muy franchute cordon bleu de solomillo.

chin-chin_2El Chin-Chin tiene también hueco para la comida rápida de calidad con un listado de hamburguesas para el que es obligado dejar sitio en el estómago: típica norteamericana con beicon y queso, italiana con rúcula, queso smorza y tomate, japonesa de atún con algas, e incluso una vegetariana de regusto árabe con falafel y queso feta. Si aún les queda hueco para más, no duden en probar los postres de estilo anglosajón acompañados de helado. La comida no se completa hasta que zampas un trozo de lemon pie con helado de lima, de tarta de queso o el pastel de zanahoria con helado de queso fresco. El pastel de mascarpone con frutos rojos, el brownie cremoso y la torrija casera con helado de almendra no les van a la zaga del paposismo.

El Chin-Chin no es perfección ni cocina de tiros largos, ni falta que le hace. Le basta con ser un lugar hermoso donde pasarlo bien disfrutando de una jamada informal, en un ambiente que invita a la juerga y el despelote, ¡larga vida!

Chin-Chin
C/ Garibai, 5
San Sebastián
Web: www.chinchindonosti.com
Email: info@chinchindonosti.com
Teléfono: 943 32 46 09

HORARIO
De 13.00 a 16.00 horas y de 20.00 a 23.00
Viernes y sábado noche hasta las doce de la noche.

PVP MEDIO: 25€

Deja un comentario