Asador José Mari

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Producto local, recetas tradicionales y trato amable y servicial.

Para calar de verdad a una nueva novia, un cuñado recién agregado a la familia o a un posible socio, lo mejor es invitarles a comer, pues no hay mejor forma de conocer los mimbres de una “persona humana” que sentándole a la mesa con un plato delante. Para escenificar este experimento sociológico hemos de obviar nuestra propia casa, puesto que allí el resultado sería contaminado por esas normas básicas de educación que exigen del huésped alabarlo todo y ofrecerse a fregar aunque en privado sea un marrano. Es necesario un ambiente concreto, capaz de destapar los más bajos instintos de nuestro sospechoso. Nada de estrellas neumáticas ni soles laureados, esta misión requiere un viaje fuera de la urbe y un mesón rural tierra adentro. Así podremos constatar si el fámulo en cuestión es de fiar, si es un cursi sin remedio o un bobo (o boba, porque la estupidez no tiene género) de solemnidad.

Organicen ustedes a tal fin una excursión de fin de semana, un plan atractivo que no despierte recelos. El pretexto queda de su mano, pero el destino se lo digo yo: Rivas de Tereso, provincia de La Rioja. Un pueblo de seis habitantes al pie de la Sierra de Cantabria donde se encuentra nuestra arma secreta, el asador José Mari. Un restorán familiar de cocina riojana donde se blande la parrilla y esgrime la cuchara en defensa de la tradición. Entren y pongan a prueba a su sospechoso habitual. Si es un cursi puede que ponga los ojos en blanco ante el bullicioso comedor, lleno hasta la bandera sábados y domingos, o que se fije más en las cortinas que en el contenido del plato. Otra posibilidad es que sea de esos memos que piden chuletón en un chiringuito de playa, ensalada de tomate en enero y gambas a la plancha en un asador de la meseta. Si su acompañante empieza a salivar nada más ver la carta del José Mari y tiene el buen tino de pedir patatas a la riojana y chuletillas al sarmiento, quiere decir que es una persona de bien y le puede pedir usted matrimonio sin dilación.

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En caso de que sea un cretino sin criterio, incapaz de apreciar las cualidades de un tasco tan glorioso como modesto, sólo nos queda mandarle a freír gárgaras y disfrutar de la comida. Porque pocos sitios hay como éste para zampar auténtica cocina de la tierra, guisada y servida por manos de la misma familia desde hace cuarenta años. Fue entonces cuando José Mari padre decidió abrir una casa de comidas mientras el resto de vecinos abandonaba el pueblo para buscarse la vida en la ciudad. Gracias al boca a boca la afluencia de público fue siendo cada vez mayor y el suelo de hormigón y los manteles de plástico dieron paso a un gran comedor para 150 comensales y una terraza de lujo con vistas a la sierra y los viñedos próximos.

Hoy en día, José Mari hijo capitanea la nave con el mismo esmero del que hacía gala su padre y conserva la esencia que les hizo famosos en toda la región: producto local, recetas tradicionales, trato amable y servicial y algún guiño a la creatividad destinado a sorprender a los habituales. La menestra de verduras, las patatas con chorizo o las alcachofas de la tierra con jamón ibérico y setas sirven de escaparate a la huerta riojana, precedidas por otros entrantes autóctonos como el chorizo asado a la parrilla y las pencas llenas de bacalao. La brasa es el emblema de la casa y el método de elaboración de su especialidad, las chuletillas de cordero al sarmiento. Las llevan a la mesa sobre las mismas ascuas y son de obligada reverencia, al igual que el cordero lechal asado con patatas y el entrecot, solomillo o chuleta de vaca asados con madera de vid de la zona.

Si han de pedir pescado, no sean ustedes necios, elijan una buena receta de secano como el bacalao a la riojana y se chuparán los dedos. La cocina de José Mari incluye algunos guiños a la innovación como los canutillos de hojaldre rellenos de foie gras y hongos con mermelada de zurracapote, auténtico manjar de dioses, pero brilla especialmente en los postres. Hay que dejar sitio en el estómago para la torrija con helado de vino, la manzana rellena de arroz con leche o el helado de yogur casero con higos confitados de su misma huerta. En materia de vinos cuentan con múltiples referencias de la zona tanto de marcas muy conocidas como de bodegas más pequeñas y con una insuperable relación calidad precio.

Alcen con ellos la copa y brinden por haber desenmascarado a su compañero de mesa. Nunca hay mal que por bien no venga.

Asador José Mari
C/ El Sol, s/n
Rivas de Tereso 26.339 La Rioja
Teléfono: 941 334061 / 639750084
Email: restaurantejm@hotmail.com
Cierra: No cierra

COCINA Todos los públicos
AMBIENTE Campestre
¿CON QUIÉN? Con amigos / En pareja / En familia / Negocios
PVP MEDIO 25€

2 comentarios en “Asador José Mari

  1. patxi

    hola David, no sabia como comentarte, ayer vi que hoy es el funeral de sabin arana del jolastoki, desconozco motivo de su fallecimiento, bizkaia pierde un gran cocinero.

  2. Estíbaliz

    Vamos bastante es un sitio fantástico, trato maravilloso, Y comida espectacular.. Celebramos mi boda y todo espectacular.. .

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