Viento Sur

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O de un lugar frente al Cantábrico en el que huele a Andalucía.

Si son ustedes tan afortunados de haber pisado Zahara de los Atunes, Tarifa u otros paraísos meridionales sabrán de sus playas, sus barcos de almadraba, sus hospitalarias fondas y su viento, esa ventolera de levante que pica en la piel, revoluciona melenas,  toallas y arrastra consigo aromas de tierra adentro, volviendo majara a la población local.

A estas alturas de párrafo ya andarán suspirando los que veranean al sur del sur, ésos que abandonan por unos días el papel de turista vasco para adoptar el pasaporte gaditano en pensión completa, ya saben, sol, playa, alpargata, pescaíto frito y tortillitas de camarones… ¡redios, qué locura y qué alboroto! Imagino que les caerán lagrimones de tamaño sideral mientras maldicen su suerte, al pelmazo de su jefe y a los nubarrones que acechan por el horizonte. Por eso, el sitio que les proponemos hoy, más que restorán es un servicio público de ayuda al refugiado invernal que viste trenca y calcetín de gruesa lana. Un lugar donde rechupetear esos platillos que nos la ponen mirando a Talavera de la Reina.

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En el mismo centro de San Sebastián, frente al Palacio Kursaal, nos espera el Viento Sur y Eugenio Rafel, sevillano con solera de cocinero bregado en mil fogones, predicando la buena nueva de la cocina andaluza de fusión. Esto que suena tan grave quiere decir, entre ustedes y yo, que guisa quemándose las pestañas, rebozando el recetario tradicional de su tierra con los justos toques de modernidad e influencia asiática, que para eso su madre es de la lejana Filipinas.

En 2009 aterrizó de casualidad a orillas del Cantábrico, invitado por los propietarios del local para que alegrara la existencia de los donostiarras. Y dicho y hecho. Sentados en su mesa podemos borrar por un momento la morriña estival y comer salmorejo, tártaro de atún de almadraba aliñado con chispa, puntillitas o gambas de Huelva cocidas, ingredientes traídos de lonjas lejanas con la máxima calidad. Las tortillitas de camarones, finas como encajes de bolillos, o la fideuá, harán suspirar a los amantes del  sabor de chiringuito, y el ceviche o la hamburguesa con wasabi, a los adictos a la comida internacional en vena.

Sus primeros ocho meses estuvieron reservados sin interrupción, con un comedor repleto de zampabollos deseosos de pasarlo como enanos del Congo belga. En seis años de trayectoria han sabido adaptarse a las tendencias del mercado y a los bolsillos menguados por la crisis. Empezaron ofreciendo comida a la carta y ahora tienen un menú del día con una magnífica relación calidad/precio que seduce a propios y extraños. Ya saben, tonto el que no vuela.

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Así que siéntense en alguna de sus mesas y gocen como marranos, que el mundo se acaba en un periquete. Si no son adictos al tártaro de pescado, no es bobería empezar con jamoncito ibérico de bellota o caña de lomo. Las ortiguillas están fetén, las croquetas de jamón y pollo cremosas, el choco y las puntillitas hacen volantes de seda en el aceite caliente y las almejas abiertas con manzanilla están para untar pan y frotarse la salsa por la cabeza.

Si tienen cuerpo templado y de jota, ataquen al salmorejo, con carabineros y queso y si les mola el pescado, pregunten cuál trajeron del mercado y decidan si lo acompañarán con pasta y mahonesa de sepia, unas apetitosas papas panaderas o verduras salteadas, ¡tanto monta, monta tanto!

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Muy gustoso el bacalao confitado con crema de ajoarriero, tomate y albahaca, en ese matrimonio indisoluble que nunca falla. En asuntos cárnicos nunca defrauda el solomillo de vaca con tirabeques y puré de apio-nabo reventón u otras propuestas glotonas como la presa ibérica con patatas fritas y salsa roquefort o la paletilla de cordero rellena de manos con patatas al limón.

Siempre hay alguna propuesta de arroz, como el caldoso con carabineros y unos callos de ternera caseros que no se los salta un torero de regreso a casa por Despeñaperros. Con un público fiel y variado, Viento Sur se consolida como un referente singular dentro del panorama gastronómico donostiarra. Haciendo cocina con duende para días nublados y a precios de risa.

VIENTO SUR
Avenida de la Zurriola Nº 4
20002 San Sebastián, Guipúzcoa
Teléfono: 943 29 13 33
info@vientosur.es
http://www.vientosur.es/
Cierra: 24 diciembre por la noche
Menú del día entre semana 22,30 € IVA incluido
Menú del día sábados y domingos: 26,50 € IVA incluido
Menú de noche todos los días: 28,50 € IVA incluido

COCINA Todos los públicos
AMBIENTE Modernito
¿CON QUIÉN? Con amigos / En familia
PRECIO 40 €

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