Bodega 1900

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O de una vermutería fina filipina.

Toda la intendencia de la alta cocina de Albert Adriá en un tasco con mucho swing.

El vemú o vermut, llámenle ustedes como deseen, es palabro que nos la pone mirando a Cuenca simplemente en cuanto alguien lo pronuncia. Somos vermuteros de corazón y herencia, tanto del bebercio propiamente dicho, delicioso aperitivo compuesto por vino blanco, ajenjo y otras sustancias amargas y tonificantes que entran por el gaznate como un trueno de medianoche, como del propio acto de reunirse a la hora del aperitivo, que es momento de despelote al abrigo de la mejor compañía y el chascarrillo.

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Por eso acercarse a la vermutería que regentan en Barcelona el amigo Albert Adriá y los hermanos Iglesias, es placer que nos hincha como a pollos rechonchos sobre todo cuando uno descubre que la modernidad y la tradición, cuando se saben aunar con inteligencia y carros de experiencia, son combinación explosiva donde las haya; estos tipos han conseguido sistematizar toda la intendencia de la alta cocina al nivel de un tasco con mucho swing y el invento es redondo, así como se lo cuento.

El sitio tiene mucha gracia, es pequeño, al estilo de un tasco de barrio, conservando el cascarón pero puesto al día, no hay barricas añejas en la entrada, pero sí mesitas de mármol, techos bajos en la sala del fondo, buena iluminación, baldosas con toque viejuno y cañí, y la indumentaria necesaria que hace que se respire ese toque de rusticidad e informalidad propia de una bodega de “celler”. Se zampa sentado, con buen confort, cuestión que se agradece un potosí, y dan de jalar ininterrumpidamente desde la una del mediodía hasta las ocho de la tarde un picoteo de lujo y chacinas finas catalinas.

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Pero ojo, que aquí el más mínimo detalle tiene su porqué y rezuma chispa, hasta el bueno de Gorka Font, que se encarga de las reservas y que a eso de las tres del mediodía se arranca guitarra en mano con el himno del lugar para deleite del personal: “Amb unes xips pots començar, algues cruixents i gambeta blanca. Tot seguit fem un vermutet, un coupage de la casa. Això no ha fet més que començar, ara bé lu bo lu bo lu bo… Vine, vine a la Bodega, vine, vine, no t´ho pensis més, vine, vine a la Bodega, vine a la Bodega 1900”, ¡Gorka a Eurovisión ya!

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Pues hagan caso al bueno de Gorka y sigan las instrucciones, no es ninguna bobada dar comienzo al festival con unas gambas blancas de Tarragona, justo hervidas, y unas algas crujientes nori con sésamo blanco, que son bocado caprichoso que entra de miedo. Las patatas chips caseras con salsa de vermú son también abrebocas vicioso y las gildas, así como las aceitunas, tanto con su relleno clásico como con guindillas, son imprescindibles, estas últimas generosamente preñadas gracias a la esferificación que tanto extendió en su día el mesías Ferran por todos los lares, invento, que como sabrán, se convirtió en una suerte de milagro de los panes y los peces por su voraz multiplicación. La vanguardia llevada al tasco de la esquina, ¡ouh, yeah!

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En la Bodega preparan unos ahumados y escabeches caseros de escándalo, las navajas en escabeche blanco, los mejillones en rojo y el lomo de bonito confitado en salsa catalana pegan unos descargas en las papilas que te hacen retorcerte de puro gozo.

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No falta chacinería “made in Joselito” como apuesta segura, si bucean en esas aguas profundas no dejen de probar la carne de vaca curada, la rillette de marrano o la coppa de lomo de guarro, que son buenas hasta decir basta, además de hincarle el piño a los quesos de oveja y cabra de fantástica factura.

Hay alguna propuesta de “huerta”, como una espléndida ensalada de tomate al natural, mini puerros en vinagreta o unos pimientos rojos asados y varios “clásicos” entre los que no deberían perderse las croquetas de jamón, cremosas y pelotudas, el tártaro de pato, la descomunal terrina de liebre o el mollete de calamares picantes, tremendo de veras, con alioli y salsa kimchi chorreante y colgandera, uno muerde el panecillo y se arma la de dios es cristo, ¡qué delirio!

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La oferta se remata con tres o cuatro elaboraciones asadas sobre las brasas y cinco postres en los que Albert pone de manifiesto que es un pastelero único y sideral, la piña borracha con miel de caña y limón verde, la tarta de chocolate con su helado y el sorbete de manzana Granny Smith, se salen del mapamundi.

Junto al jefe se encargan de pilotar este hermoso trasto Pedro G. Asensio como comandante de cocina y Ángel Geriz gobernando la sala: llevan apenas un año dándole caña al invento y han alcanzado ya la velocidad de crucero, ¡viva el tasco, carajo!, ¡y larga vida a la Bodega!

Bodega 1900
Carrer de Tamarit, 91
08.015 Barcelona
Teléfono: 933 25 26 59
https://es-es.facebook.com/bodega1900

COCINA Todos los públicos
AMBIENTE Tasca
¿CON QUIÉN? Con amigos / En familia
PRECIO 50 €

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