Restaurante Narru

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O de un restaurante para comer a dos carrillos.

Una cocina de producto que discurre alejada de la canción protesta.

Uno se acerca cualquier mediodía a este hermoso restorán ubicado en la planta baja del hotel Niza donostiarra, propiedad de la familia Chillida, y descubre una sala repleta de gente feliz, comiendo a dos carrillos, ¡ñacañaca!, da gusto oigan, celebrando la vida, la buena manduca, la oferta irresistible que un chef listo y currela como pocos, Iñigo Peña, ha sabido plantar sobre la mesa sin complejos ni estupideces.

Iñigo lleva años estofando contra viento y marea, fiel a su parroquia, a la que ya conquistó sin miramientos en el Narru inicial de Gros, implicado hasta las cachas en una cocina de producto, refinada y de detalle, que discurre alejada de la canción protesta, los discursos y monsergas pseudoespirituales y los experimentos estratosféricos de la NASA. El chaval ha sabido ajustar una propuesta tremendamente sensata, platos de corte tradicional pero actualizados con mucho swing, a través de unas manos jóvenes que se empeñan sobre todo en la sabrosura y en el trazo contemporáneo pero sin obsesionarse en el soporífero rally de ver quién es el chef más vanguardista.

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El patrón proviene de una familia de periodistas pero a él ya de crío le tiraba el mundillo de los fogones, parece ser que su abuelo materno lo paseó bien mozo por los mejores restoranes hasta que le fue entrando el gusanillo, un virus letal, que superado el periodo de incubación, se te queda pegado al cuerpo para los restos, ¡como hay un dios! A nadie extrañó pues que en un tris estuviera pegado a las chaquetillas de grandes espadas como el obispo Arzak, Luis Irizar, el ministro Berasategui o Joxemari Arbelaitz con quienes se curtió el pellejo de lo lindo hasta hacerse con un pellejo de cocodrilo a prueba de quemaduras letales.

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De todos ellos aprendió técnicas que hoy ajusta con precisión, una manipulación sabia de productos fetén con cocciones exactas que realzan cada uno de sus inventos. Por eso los clientes, muchos de ellos hartos ya de tanta comida fallida por parte de algunos cantantes de opereta, le hacen la ola en un comedor de líneas depuradas remodelado hace un par de años por los arquitectos Silvia Méndez Vigo, Jon Essery y Ana Chillida. El chaval se lo ha sabido montar de puturrú, las cosas como son, máxime ateniéndonos al menú diario que sirve por un precio de risa para lo que se oferta, ¡chapó!, así que vayan y reserven si no quieren quedarse sin sitio, no sean merluzos.

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El menú lo componen algunos platos de carta sin desperdicio como el apetitoso guiso de cardo y alcachofa, los raviolis de setas de temporada sobre un fondo de hongo, golosina apto para todos los paladares, un secreto ibérico con mojo de mostaza de Dijon y manzana salteada, que es como un cochinillo deshilachado, ¡la repanocha en verso! o un delicado bacalao confitado sobre patatas en salsa verde y cebolleta, entre otros.

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En carta nunca faltan obuses como el jamón de bellota carrasco, unas gambas rojas de campeonato y unas almejas finas a la plancha que se zampan de bocado y dan pura gloria. Los arroces son de excelente factura, sobre todo el meloso de crustáceos y chipirón con costra, gamba de Palamós y aliño de aceituna arbequina.

Si echan un ojo alrededor a buen seguro verán a alguna alma cándida dando buena cuenta de unos hongos empapados en huevo de caserío, unas irresistibles kokotxas de merluza bien confitadas, rebozadas o en salsa, unos lomos de salmonetes asados sobre arroz marinero y pil pil de sus espinas y cabezas o unos callos y morros guisados a la manera tradicional, que en esta casa son realmente soberbios.

narru_6No se priven del dulce, libidinosos y apetecibles de veras como su crema espumosa de coco con compota de piña y mango con crujiente de avellana, la tarta fina de manzana con helado de leche o el bizcocho de pistacho y naranja sobre frutos rojos del bosque y helado de yogur.

En los tiempos que corren reconforta ver que las cosas hechas con corazón y cabeza tienen su justa recompensa.

Narru
Calle Zubieta, 56
 Donostia
Tel.: 943 423 349
www.narru.es
reservas@narru.es

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