Restaurante Akelare

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O de una cocina de imposibles.

Pedro Subijana sigue escribiendo la historia de nuestra gastronomía.

Ya de chaval cuando en cada cumpleaños me preguntaban qué quería de regalo, incluso a costa de excluir bicis, patinetes o la troupe entera de airgamboys, mi abultada glotonería siempre me llevaba a elegir la visita al templo de alguno de los grandes, recuerdo aún hoy cuando pisé por primera vez el tasco del obispo Arzak y la calentura me duró al menos tres primaveras, ¡vaya tiempos Mariantonieta!

Comenzamos año nuevo, y aunque uno tiene el estómago como el monedero de la HelloKitty, el coco le funciona a las mil maravillas, así que adelantándome a los Reyes Magos, que a buen seguro los muy cabrones no traen idea sana, me regalo mi particular homenaje acercándome al lugar más mágico y placentero que hay por estos lares, Akelare, el restorán fetiche por antonomasia, ese reducto del goce, del detalle, del saber hacer que huele a salitre y fuego, a horizonte limpio, a carne de mujer voluptuosa y a todo lo que nos ha puesto cachondos perdidos desde que apenas teníamos pelo en el pecho.

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Uno vuelve y el estilo de la casa se mantiene no solo intacto sino reforzado, recreado en su propia esencia, elegante, estiloso, culto, una cocina de imposibles, amiga del juego y los contrastes, que sabe provocar con una sutileza exquisita al comensal. Pedro es senador sabio y sereno, con el carácter suficiente para echarse sobre la espalda este bellísimo tinglado concebido para cocinar y dar de comer, con una majestuosidad sin precedentes, teniendo las agallas de seguir escribiendo la historia de nuestra gastronomía más reciente cada día, sin algaradas ni gilipolleces de salón.

Subijana y su gran equipo -con Félix, Borja, Enrique, Ada, Itxasne, Axier, Carlos y tantos otros en cocina y sala-, nunca han sido de los que se les va la olla, su cocina ha sabido trazar rutas por todos los continentes con una visión amplia y cosmopolita pero sin perder nunca la personalidad del lugar en el que se concibe, frente al Cantábrico, agarrado como una lapa a las rocas de Igeldo.

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Por eso uno se sienta allá y sabe que además de todo, se divertirá, porque lo excelso no está reñido con la ironía y el sentido del humor, amplitud de miras y cintura que en esta casa, es decálogo de cabecera.

Atentos pues al último ruocanrol, la carta contempla hoy tres menús degustación diferentes, Ananori, Bekarki y los clásicos de Akelare, con bien distintas combinaciones que uno pueda idear, pero a buen seguro la función empieza con un divertido y sabroso jardín marino compuesto por arena de gambas, una tremenda hoja de ostra, mejillón con cáscara que se zampa de bocado, una esponja marina con crema de erizos de mar, piedras de playa y maíz y un coral de alga con un sabor a percebe de aúpa. La cosa promete, ¡ouh, yeah!

No se pierdan la gelatina de jamón 5J con caviar y huevo, un caldo concentrado del mejor jamón posible, casi gelatinoso, hecho sin adiciones, que está para rebañar la cucharilla hasta el disloque de muñeca, ¡qué demasié!

akelare_3La infusión de caldo verde, cigala y rape ahumado es de intensidad fetén, una bolsita de infusión hecha de obulato con crujiente del rape, hierbas aromáticas y polvo de gambas que se funde al echarle el caldo natural coronada por una cigala justo cocinada y unos lomos de rape curados en sal y cortados en finas láminas que empapelan el plato, ¡chapó!

El carpaccio de pasta, piquillo e ibérico con setas y parmesano es sabrosura asegurada, parece fiambre pero es vegetal, digo perro digo gato, y el finísimo y ligero tártaro de buey se acompaña de una patata soufflé alargada que ha tenido que costar un huevo freír, ¡qué perros!
Sigan con De la mar al mero… y muchas cosas más, un bichejo espléndido acompañado de un cous cous de berberechos y la espuma de las olas como salsa, ¡chúpate ésa!, ¿qué no saben de qué les hablo?, pues van y lo prueban.

En asuntos cárnicos el secreto ibérico asado al carbón vegetal lacado con zumo de pimiento rojo está de campeonato y ahora, en plena época de caza, entréguense sin remilgos en brazos de la becada asada con sidra, kuzu y nuez, poco hecha con una salsa poderosa, puro descargue eléctrico, o del lomo de liebre con tamarindo y castañas, un plato molón donde no todo es lo que parece.

Se mantienen postres que son ya institución como el “xaxu” con helado espumoso de coco, un iceberg monumental de leche de oveja que homenajea el bocado dulce de los Gorrotxategi, y muchos otros nuevos como el Tarro roto de yogur, gatzatua y frutos rojos, en el que hasta el propio recipiente es comestible, ¡ver para creer!

Pedro y su gente son grandes hasta el infinito, que dios les conserve la gracia y a nosotros la salud para seguir regalándonos momentos de auténtico despelote.

Akelare
Paseo Padre Orcolaga, 56
San Sebastián –Igueldo
Tel: 943 311 209
www.akelarre.net
restaurante@akelarre.net

Cocina: Nivelón
Ambiente: Lujo
¿Con quién? En pareja/En familia/ Negocios
Precio: 175 €

3 comentarios en “Restaurante Akelare

  1. Javier Turmo claveria

    Pedro sigue siendo una institución culinaria y mejor persona. Un abrazo Pedro. Javier Turmo

  2. Nélida Barbero de Guerra Font

    Soy de Montevideo Uruguay,estuvimos en Akelare,el día que reabrían el restaurante después de sus vacaciones,el 28 de febrero de 2013,Fuimos con mi marido a mediodía a reservar una mesa para la noche,y la chica rubia ,encantadora que no recuerdo su nombre,nos convenció y nos quedamos a almorzar.Que puedo decir,?ESPECTACULAR!!!!!!.todo,no solo la originalidad de sus creaciones,verdaderas obras de arte.Además de la amabilidad de sus empleados,el mismo Subijana que viene a la mesa a conversar.a hablarnos de su comida ,se sacó fotos con nosotros,.De verdad un genio el Sr. Pedro Subijana y sus colaboradores.Compré su libro,aunque no vaya a hacer nada ,me deleito mirandolo y leyendo.Si nos habrá encantado ,que el 26 de Febrero de ahora 2014,vamos a Alemania y decidimos estar menos días en Berlín para volver País Vasco,y comer en Akelare,allí estaremos nuevamente los primeros días de Marzo.saludos a todos.

  3. Melania

    Fuiste,tan generoso…como para acercarte a nuestra mesa..En ese momento,hacíamos una ruta gastronómica….??? hoy en día,añoro todos esos momentos…igual que te puedo añorAR SIEMPRE.
    Eres grande,eres noble y eso te engrandece…
    Un saludo de una comensal en tú mesa….
    siempre gracias.

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