O de un cangrejo real con un sabor titánico.
Cuando los perros se ataban con longanizas no era raro encontrar en bares y ultramarinos el auténtico cangrejo real ruso, la chatka verdadera, sin trampa ni cartón. ¡Qué tiempos Mariví!
Hoy cuando hablamos de chatka lo único que nos viene a la cabeza es el surimi tan socorrido, que es guarrón pero rico, para qué engañarnos, pero que nada tiene que ver con este producto.
Este tipo de crustáceo se caracteriza por ser un ejemplar hermoso de veras con seis enormes patas de las que se extrae una carne jugosa con un sabor titánico. Este cangrejo habita en aguas profundas y oscuras y sus capturas se realizan en la península de Kamchatka, en el mar de Bering.
Su carne es blanca en su interior y rojiza por fuera y cada ejemplar posee además dos pinzas situadas delante de la cabeza, una de ellas más fuerte y grande que la otra.
Pues bien, los de Nuchar las empaquetan en lata, perfectamente peladas y cocidas y el producto va protegido en el interior con un papel especial para conservas de marisco en su jugo.
Tiene una textura firme, un gusto delicado y bien en aperitivo o escondido en ensaladas luce que ni pintado.
Simplemente pringado con aceite de oliva virgen extra y unas gotas de limón es néctar del bueno.
Hoy más que nunca, ¡viva Prusia!
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El cangrejo Real es una delicia que nada tiene que ver con el omnipresente surimi. En esta ciudad en que nos las damos de sibaritas, ciertamente la mayoría de las barras de pinchos dejan bastante que desear. Calidad y precio para guiris….. una pena. Por cierto las pinzas de la foto mas parecen las de un bogavante que las de un cangrejo Real. Lo ideal es comprarlas sin cocer y hacer con ellas un buen arroz caldoso, con un delicado fumet y un buen sofrejit con las verduritas finamente picadas, sumamente caramelizadas y unas buenas ñoras.