Londón Café

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O de como a los ingleses les gusta el café del bueno.

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Lo sé, no se echen todavía las manos a la cabeza, ¡sigan leyendo! (Que no llevamos ni una línea todavía). ¡El café –del bueno—se abre paso en la Pérfida Albión!

Es de todos (y todas, que diría el Lehendakari) conocido que el té es la bebida nacional británica desde que Astérix, Obélix y Panorámix cruzaron el Canal de la Mancha hace ya dos milenios. Gracias al té, según la crónica del gran Goscinny, los británicos consiguieron vencer al invasor romano y tal y tal…

Pero una vez cruzado el umbral del segundo milenio y habiendo pasado de invadidos a invasores, los ingleses, que son la mar de listos, se apuntan a la moda del café del bueno, hecho con cariño y con cuidado, y muy bien acompañado de dulces suculentos.

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Y, efectivamente, hay vida más allá del Starbucks (y mucha). Frente al vaso de papel, se impone la taza de buena loza y la vajilla vintage de porcelana para servir la mágica poción que es para muchos (yo incluido) el chute necesario para empezar el día.

Así, proliferan en las ciudades británicas (Londres es, cómo no, gran ejemplo) pequeños cafés que nos alegran la existencia y en los que puede uno sentarse a arreglar el mundo y a ponerse unos kilos encima gracias a los muffins, cupcakes y demás delicias, sin temor a morirse del asco con el recuelo que hasta hace unos pocos años se servía en esta bendita isla.

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Gran ejemplo de este tipo de establecimientos es Ginger & White, cuyo lema “We don’t do grande”, es una británica e irónica referencia a la cadena de la sirenita verde, que sirve cafés con el mismo sabor sea en Tombuctú o en Ulán Bator.
Ginger & White abrió su primera tienda (de tres, no se preocupen) en un rincón casi escondido de Hampstead, maravilloso barrio londinense lleno de poesía y literatura, y allí puede uno degustar –literalmente— un espresso de los que se cortan con cuchillo afilado; un excelente cortado, así, a la ejpañola; capuchino… Hay variedad para todos los gustos.

¿Cuál es el secreto? Ninguno, en realidad. Buena máquina, paciencia, leche fresca y un café natural de primera.

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Si hay hambre, tostadas de pan de verdad, del que le gusta a Iban Yarza, con una mermelada de fresas enteras tamaño puño-de-bebé, granola hecha en casa, bizcochos, brownie, huevos frescos pasados por agua… Carta corta, pero todo rico.
Quien viva de Miranda p’arriba me dirá que menuda novedad que vendo… Lo sé, el café del Norte, en mi experiencia, es muy respetable.

Los que hemos vivido de miranda p’abajo, tragando a duras penas recuelo de calcetín con leche recalentada mil veces de dudoso color y sabor en vaso de caña, agradecemos estos chutes cafeínicos. Mucho.
Otro día me entretengo, con su permiso, en otros buenos establecimientos como Monmouth (mi mezcla favorita), Tap… De momento, disfruten (si quieren) de Hampstead, su gigantesco parque (el Heath) y de la poesía de su café.

Para curiosear:
www.gingerandwhite.com
www.tapcoffe.co.uk
www.monmouthcoffee.co.uk
www.cityoflondon.gov.uk/hampstead
http://www.cityoflondon.gov.uk/things-to-do/attractions-around-london/keats-house/Pages/default.aspx

1 comentario en “Londón Café

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