Elkano

O de que antes de decir «adiós mundo cruel», es obligado morirse de gusto.

Si me condenan a muerte y tuviera que elegir menú, correría a casa de Pedro y Aitor.

No es mi intención aguarles el buen rollo del fin de semana y nada deseo con más ganas que la indulgencia de todos ustedes, pero me pondré estupendo y les confesaré que en Elkano zamparía mi última cena, si me condenaran a muerte y tuviera el infeliz privilegio de elegir menú antes de enchufarme a la silla eléctrica; sí, lo sé, -pensarán horrorizados-, qué demonios escribe este tarado mental en su “ñampazampa”, mientras llevan a la boca su pulgar, seguro, para humedecerlo y pasar página; confíen, por el amor de Dios, y no se vayan.

Si tienen paciencia, les terminaré recomendando, jurado, el menú ideal de este legendario restorán que superó los cuarenta y cinco años de existencia y en el que sirven un rodaballo a la brasa de talla mundial que no hay asador que supere, en perfecto punto de sazón, prieto, jugoso y cubierto de una piel tostada que es confite delicioso; ese sería, y no otro, el plato fuerte de mi último banquete, ¿lo entienden?, así que hagan de tripas, corazón, y sigan leyendo o se condenarán a vivir y a vagar como Samar, el judío errante, que fundió el Becerro de Oro en tiempos de Moisés, ríanse, sí, pero no me digan que no acojona el tema, ¿eh?, cuiden su casa.

Los hay peores que yo, atentos; entre los más curiosos, una bandeja con una oliva encurtida, pedida por Vittorio Feguel, que raptó y asesinó a un tipo en Illinois en 1953; este condenado pidió una aceituna porque quería que le creciera un olivo en su estómago, según cuentan las crónicas, así que nunca antes tuve oportunidad mejor para colocar entrecomillado un “genio y figura hasta la sepultura”; pero no es el único menú rarito que puedo servirles hoy aquí en bandeja, pues otro recluso quiso irse de este mundo, no como el toro de Facundo, que pidió bolsa de pipas, sino tomando una gorda cebolla cruda de cena, rebanada bien finita, que empujó regada con dos botellas de Coca-Cola bien fresquita.

Y así, menú a menú, se da uno cuenta de que cualquier mordisco o trago de tiempo robado a nuestra enmarañada y estúpida agenda, puede ser el último, y que la muerte, ya lo escriben los clásicos repetidamente en sus obras, nos acecha en cualquier esquina; Tom Jackson Jr., ejecutado en 2002 por secuestro, violación y asesinato en Texas, reclamó frutas tropicales la noche anterior a su muerte, mientras otro homicida, Lambert Crumb, prefirió dos bolas de helado de pistacho y medio bote de mantequilla de cacahuete antes de que le inyectaran una dosis letal de tiopentotal sódico, bromuro de pancuronio y cloruro de potasio, que le produjo parálisis definitiva del corazón en Oklahoma, en 2003.

Una manzana fue la cena de James Wilson, condenado por violación y asesinato en 2006 en Arkansas, y en 2004, otro condenado, Charles Hompton, optó por panecillos rellenos de nata agria y doce botellines de Cherry-Cola, siendo ejecutado con un tiro de gracia en la cabeza, ¡pum!; Ed L. Morgan pidió un cigarrillo Winston y un mechero Zippo tras ser juzgado por asesinato en la prisión de Sing-Sing, en 1965.

Los más sangrientos, -no daré detalles-, eligen menús del Kentuchy Fried Chicken o directamente de McDonald’s, aunque algunos se decantan por los espantosos burritos y quesadillas que sirve Taco Bell, pobrecillos. Ya ven, para gustos, los colores.

Mi elección, sin dudarlo, sería aterrizar con una bola de acero amarrada al pie con su cadena y acomodarme en la primera casa del mundo que tuvo la ocurrencia de echar un cogote de merluza a la parrilla, Pedro Arregui es muy grande, ya lo saben, qué voy yo a contarles en este aciago momento; pediría a María José una botella fresca de txakoli de Getaria y no tardaría un segundo en estar sobre la mesa, en cubitera llena de hielos empujada por Aitor o Esther, su bella esposa; Teresi traería el aperitivo, sí, tacos de bonito crudos empapados de tomate en vinagreta, qué delicia, ¡Marijo!, más pan, si es tan amable; Elena, la jefa de cocina, enterada de mi oscuro destino, se ajustaría el delantal a la cintura y pondría a todo trapo sartenes y ollas para servirme ese salmonete desmontado, su lomo retostado con la cabeza y la egala bien torrada, que chuparía con fervor sin temer el infortunio de atragantarme con espinas, ¡qué más da, si he de morir!; Luismari y Asier, alertados, me rendirían honores desde su parrilla, atizando el fuego para cambiar el tono a kokotxas bien gordas, dulces chipirones de potera, camarones, almejas, gambas rojas, mendreskas bien finas o salmonetes, que aunque aparezcan de nuevo en el menú, ¡igual da!, me queda un suspiro y es mi pescado favorito.

Y al fin, llegará ese rodaballo antes anunciado, escurridizo, carnoso, empapado de perfume rústico y sabrosura, que me servirán con sus dos pieles y sus lomos, grueso y menudo, perfectamente limpios de espinas, pegajosos.

¡Agente!, -le digo al poli chungo que no me quita ojo-, ¡quiero postre!, panchineta de hojaldre hecha en casa con crema pastelera del copón de la baraja y un buen cuenco de helado de queso con infusión de frutos rojos y flan, y natillas y traigan también un café descafeinado, no vaya a quitarme el sueño, con mucho hielo y sacarina y copa, ron cubano, y cigarro puro y manden a Guantánamo la cuenta, que esto se acaba.

Si viven condenados, vayan a Elkano y disfruten, yo, ahora, me muero.

Elkano
Herrerieta 2
Getaria-Gipuzkoa
Tel.: 943 140 024

www.restauranteelkano.com
info@restauranteelkano.com

COCINA Todos los públicos

AMBIENTE Campestre

¿CON QUIÉN? Con amigos / En pareja / En familia

PRECIO 90 €

5 comentarios en “Elkano

  1. javier

    ¿existen buenos,dignos restaurantes por menos de 40€?
    En año y medio de ñampazampa creo que no ha salido ninguno y éstos son los grandes artistas.

  2. David de Jorge E. Autor

    no, no cierra, YA está cerrado, por los siglos de los siglos… AMEN ¡viva JJCASTILLO!, ¡viva rusia!

  3. javier

    DESDE HACE 20 AÑOS VENGO DICIENDO QUE EL MEJOR RESTAURANTE DEL «MUNDO» (repito) del «MUNDO» es ELKANO. Gracias Pedro, gracias mªJose.

Deja un comentario