Agorregi

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O de un restorán sin huerta donde se cocina con swing y a la brava.

Un pequeño local en Igara con espíritu ilustrado.

El pedorretas que les escribe estas crónicas todos los fines de semana tiene dedos como morcillas burgalesas, paladar rasposo y pellejo de caimán sobre los solomos de tanto guisar, señoras, señores, oficio malvado que seca las articulaciones, anestesia el alma y convierte a todos los chefs en cómplices de una arriesgada aventura que se resume en cocinar todos los días, llueva, haga sol, granice, truene o nieve.

He oído en más de una ocasión a críticos de postín presumir de independencia en el ejercicio de su oficio, de no tener amigos cocineros y arrastrase por la vida como el severo Anton Ego, elitista y exigente periodista gastronómico del filme Ratatouille, convencidos de tener así mayor crédito que aquellos que redactamos con olor a pimentón y ajo en las manos. Me parto de la risa.

Echando cálculos contabilizo un buen palmarés de restoranes visitados a lo largo de mi vida y son muchos los chefs con los que me he quemado, compartido cama, novias, copas, mesa, viajes o con los que lloré de risa recordando los cachiporrazos que nos partieron la mandíbula en pedazos; muchos son amigos y otros prefiero no verlos ni en pintura, estos últimos contados con un par de dedos de una mano, se puede decir más alto, pero no más claro, soy no más un infiltrado instalado en la crónica gourmande honesta y divertida.

A estas alturas ya sabrán que me resbalan ciertas originalidades comestibles en el plato, sobre todo cuando el cocinero que las sirve es mala persona y se lo tiene muy creído. Prefiero la buena comida sin fantochadas resuelta por chefs salerosos que sazonan sus guisos con bonhomía inmensa, un ingrediente mágico que puntúa como valor máximo en mi revolucionario sistema de medición mental de una comida.

Les recomiendo hoy un restorán sin huerta, sin habitación con “quimicefas”, sin aparcacoches y en el que no interpretan “canción protesta”, que en nuestra gastro-jerga quiere decir que cocinan con gusto, “swing” y a la brava, agarrando las ollas con puño cerrado y trapo limpio.

Los patrones de esta casa con pedigrí, Gorka Arzelus y Beatriz Bengoetxea, trabajaron con las tres gracias, el obispo Juanmari (Arzak), el apóstol Pedro (Subijana) y monseñor Berasategui, así que se conocen al dedillo los mandamientos que transportan al comensal directamente al cielo. Llevan cinco años con el circo abierto y sus dos pistas en marcha, un pequeño bar a la entrada con mesas arrimadas a grandes ventanales y el recogido comedor del fondo.

El menú ideal es excitante; aperitivo de patata con sofrito y bacalao para abrir las fauces al ravioli de jamón ibérico con tomate, albahaca y queso parmesano; prueben el carpaccio de foie gras con perdiz y frutos secos, sabe a otoño que se las pela y prepárense para recibir los clásicos que Gorka, Vero, Roberto y Moncho guisan con esmero y les sirve Mariaje: arroz negro con chipirón enfangado en all-i-olli, pescado del día acomodado sobre un guiso de centolla, pichón asado con puré graso a la salvia y los soberbios callos con morros de ternera y comino electrizante.

Los postres están de vicio, la crema de leche con vainilla o el bizcocho de almendras con crema helada de cítricos y hierbaluisa son dos buenas opciones para la mejor sobremesa, no sean vegetas y rematen con café negro, copa y cigarro habano.

Ofrecen menús a precio de ganga, a partir de 19 euros se puede salir feliz de esta casa, ver para creer.

Agorregi

Portuetxe 14 B

Igara-Donostia

Tél.: 943 224 328

www.agorregi.com

COCINA Todos los públicos

AMBIENTE Modernito

¿CON QUIÉN? Con amigos / En pareja / Negocios

PRECIO 40 €

Publicado el 09/10/2009 en el suplemento GPS de El Correo y el 10/10/2009 en el Diario Vasco

Crédito fotográfico by Lobo Altuna

4 comentarios en “Agorregi

  1. Miguel

    Puntualizacion. Si que puede que lleven cinco años donde estan ahora; pero antes estaban con el mismo nombre de local en el club de tenis que esta siguiendo la carretera, mas hacia el monte, cerca de un club.
    Dos recien abiertos fui con mi pareja; menu del dia, no me acuerdo del precio pero si de las cantidades. Irrisorias y diminutas. La ensalada me la comi de cuatro cucharadas y el segundo que era lomo de txitxarro era realmente un filete de un txitxarro de no mas de 300 gramos. Vamos que la chicha era realmente de no mas de 100 gramos. Qu me quede con hambre vaya.

  2. Bolo

    Miguel, en esos casos lo que hay que hacer es decirle al chef o a la camarera que sigues teniendo hambre y que te den un pedazo de algo, nunca falla. Yo suelo ir a Agorregi y me gusta mucho, en raciones andan bien pues soy tragón y nunca hay queja. Un saludo.

  3. Comilón

    Pues Miguel, yo voy todas las semanas y el menú del día es fantástico: en variedad, calidad y cantidad. Tú hablas de hace ya casi 10 años, creo que les ha dado tiempo de mejorar, y así lo han hecho. No sólo el menú del día, la carta es fabulosa. Recomendable y mucho. Vuelve y lo verás.

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