O de un vino que es como un electroshock, volcánico y denso, pura explosión mallorquina.
Francesc Grimalt y Sergio Caballero son los padres de esta curiosa criatura, parida en un antiguo establo de ovejas localizado a las afueras de Felanitx, tierra torrada en la que abunda la buena sobrasada. Cuentan los que lo beben que este vinillo funciona como acumulador de energía, conectando con el sistema nervioso y recargando baterías; este cortocircuito explosivo es el orígen del nombre, “12 Volts”. Nos llega con doce meses de crianza y el resultado es soleado y volcánico con una nariz tinta especiada en la que predomina una bomba de chocolate oscuro y torrefacto, huele a haba de cacao que se te caen las pestañas; si le dan un trago les inundará la boca con un velo balsámico denso y les explotará, en un segundo, en forma de cientos de chispazos frescos mentolados, “no sé que tiene la yerbabuena de tu huertecito, morena, que tan bien me huele”. La etiqueta la ilustró Gary Baseman, artista norteamericano del copetín que beberá este vino en su estudio mientras pinta, seguro; es que está bien bueno. ¡Cómo ha cambiado nuestro panorama vinícola! Si bajara Emile Peynaud del cielo y bebiera este vino, se le cae el peluquín al suelo de puro asombro.
Bodega 4 Kilos Vinícola
1a.Volta, 168/Puigverd
07200 Felanitx
Mallorca
Tel. 971 580 523
Precio: 13’50 €
Olé por tu comentario, David.
Yo descubrí el vino hace unos 6 meses y me dejó impresionado. Relación calidad/precio imbatible.
Ojo a su página de internet en la que cuelgan un video despichorrante sobre su llegada al mercado japonés. Échale un vistazo.
Otro día te cuento mi última experiencia en Can Fabes. Sigo flipando con la cocina de Santi. Y además fui con mis niños (Iker, 4 años y Ane, 8 años). Para mí, emocionante.
juanluis, santi santamaría es un cocinerazo del quince, un profesional como la copa de un pino al que el stablishment no le perdona que diga verdades como puños «eructando». y en sus casas se come de miedo, sin chorradas y al grano. seguro que tus críos no olvidarán la experiencia jamás. salud!
Comenzando por unos aperitivos que eran un menú en si mismos (entre los que había una provocación de Santi: una ensalada de tomates pometa y Montserrat, huevo poché y vinagreta de aceitunas. Simpleza y deleite simultáneos), siguiendo por una lasagna florentina (langostinos, espinacas, sesos de cordero y crema de crustáceos), y unas espardenyes con papada de cerdo (vaya sustancia, macho) y un cordero del Montseny con mollejas del animal y zanahorias glaseadas (para ciscarse, oiga)
Un festín, David, un festín!