O de que aunque parezca mentira, hay vida para un puerro más allá de ponerlo en sopa.
- 16 puerros medianos
- Agua y sal
- 16 lonchas finas de jamón ibérico pelotudo
- 8 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen
- 2 cucharadas soperas de vinagre de Jerez
- 1 cucharada sopera de perejil picado
- 1 cucharada sopera de avellanas tostadas rotas
- Pimienta recién molida
- Sal
Elaboración
Quitar las barbas a los puerros y eliminar el verde. Es importante, al quitar la barba al puerro, dejar parte de la dureza que tiene en su tallo, para que al cocer no se desarmen. Lavarlos y cortarlos en pedazos del tamaño de un dedo.
Poner abundante agua salada a hervir y sumergir los puerros. Dejarlos cocer a pequeños borbotones, destapados, al menos durante 20 minutos, hasta que estén tiernos y se atraviesen sin dificultad con el filo de un cuchillo. Escurrir y dejarlos enfriar.
Una vez fríos, colocarlos en una bandeja o bol y rociarlos con una vinagreta hecha en una taza, mezclando el vinagre con la sal, la pimienta molida, el perejil y el aceite de oliva.
Darles unas vueltas para que se empapen bien y colocar por la superficie las lonchas finas de jamón. Espolvorear con las avellanas.
Servir.
Crédito fotográfico by José Luis López de Zubiria.
Esto, acompañado de un buen vinazo, tiene que dejarte el estómago a punto de caramelo, para recibir inmediatamente un segundo de órdago. Ñam ñam!
Copón!! Esto me suena…
En «La Ferme aux Grives», uno de los restaurantes que tenemos aqui en Michel Guérard, hacemos algo parecido.
Despues de cocerlos los asamos en la parrilla y los dejamos ahumar tranquilamente encima de las brasas . Luego, brochazo abundante de vinagreta, macerado una noche y listos.
Ah! y además del jamón, unas lascas de parmesano viejo, del bueno.
Joder, que buenas son las cosas buenas…
xavi, «la ferme aux grives» es el lugar más bonito del mundo; fíjate si soy aitona que empezaron a construirlo estando yo allá en las cocinas y siendo jefe de cocina el gran gary dhur, el chef más atómico que he conocido en mi vida… enfin, qué tiempos, mariví… tendré que ir a comer esos puerros asados y a rejuvenecer a Eugenie! hasta pronto!