O de una síntesis de algunos años de escritura.
ABURRE EL JUEGO DE ESPEJOS al que acostumbran ciertos chefs y críticos. Cuanto más importante sea el cocinero y mayor relevancia mediática tenga, hace sentirse al crítico un verdadero cruzado armado en misión divina. Escribir sobre un chef consagrado e inmortal, permite disfrutar a la crónica y a quien la redacta de todo un lustre que enriquece a los dos oficios en un interés común, una especie de rebozo áureo del que debe ser muy difícil bajarse. Hablar de arte culinario, así, a la ligera, concede patente de corso al chef que pasa a denominarse artista y autoriza al cronista, a su vez, para el ejercicio de la crítica artística…
Para leer más, pinchar aquí
Crédito fotográfico Sara Santos