Tele en carne viva

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rombos

Materia de reflexión extraída del dichoso aparato.

La tele, ese aparatoso aparato, nos ofrece de vez en cuando una suerte de discursos esclarecedores y rotundos. O múltiples ingredientes de materia de reflexión para que usted los degluta como a bien tenga proceder. Ahí van dos anzuelos plateados que me dejaron rumiando un buen rato. Uno de ellos procede de un anuncio -en contra de lo que suelen reconocer muchos, ¡qué gran caldo de cultivo de ideas es la publicidad!-, relativo al nuevo juego de la ONCE, que, la verdad, no recuerdo si se llama, combo, trébol o árbol milenario. Y para el caso, lo mismo da. Aparece un cocinero frente a dos comensales entusiastas para soltar algo que suena a esto: “Sublimación de huevos crudos, en deconstrucción de pomme de terre, regado al jugo de aceite de arbequina”, mientras les planta, con mucha solemnidad, una hermosa tortilla de patatas frente a los morros. Se escucha el sonido de una ambiciosa traga perras a medida que va cantando el plato y una frase lapidaria que reza: “Para conseguir dinero fácil, hay otras maneras”. Frente a odiosas generalizaciones, ahí queda el matiz. A veces, al carro se suben los suficientes como para que se haga costoso seguir tirando.

El otro, un retazo pillado a dedo de zapping de un programa de crónicas llamado España Directo. Me explico, hay un periodista que intenta ir narrando lo que un chef bienintencionado elabora. Como si esto no fuera bastante complejo, entre el periodista y la presentadora se van pisando las palabras como si premiasen con el citado trébol al que más moleste. Pues bien, en esas andaban cuando el del mandil comenta: “Y cortamos el tomate en brunoise. Y el periodista replica perplejo: ¿Brunáss, has oído eso Mercedes?, a lo que la susodicha responde: Brunásssssss, -chilla mucho- nooo, ¿qué es? No es una cuestión de ponerse divino. Nadie tiene por qué saber lo que significa brunoise. Les aseguro que no les cambiará la vida. Pero llama la atención que alguien que cada fin de semana, o cada día, tiene que hacer un reportaje con un cocinero no se empape de la mínima terminología en la que se enfanga. Pero la culpa no es de los reporteros, o sí, sino del sistema que se ha ido creando, en el que un periodista ha de saber un poco de todo y mucho de nada, porque siempre le acabarán mandando a barrer, por dos chavos, el portal de la Bernarda. ¡Como se lo cuento!