O de una nueva sección de entrevista express que arranca con un cocinero de campeonato.
¿Un placer compartido?
Una comida que vaya desde las doce de la mañana, con su preparación y que la sobremesa se alargue hasta las diez de la noche. Que no haya que cambiar los cubiertos ni el mantel para cenar.
¿Un placer de tu niñez?
La siesta incómoda e imposible del sofá de la abuela, calle Madera. Domingos por la tarde después de ensalada inundada en aceite de oliva y la tortilla de patatas hermosa. Con fútbol en la radio.
¿Un olor placentero?
El olor a dormido y el del desayuno desde la cama.
¿Un placer egoísta?
Una cama, una bombilla con poca luz y un libro empezado. Entre las doce y las tres de la mañana.
¿Un placer para tu oído?
Buenos bajos, jazz, reggae, hip-hop. De Coltrane a KaseO pasando por Gentleman o Jimmy Cliff. Hay cosas para las que no tengo mucho criterio.
¿Un placer para tus ojos?
Una ciudad vista desde arriba. Grande.
¿Un placer carnal?
Una siesta con lluvia fuera y una rubia cerca. La mía a poder ser.
¿Un placer desconocido?
París de noche después de un servicio complicado, el frío en la cara y ni un alma por la calle.
¿Un placer del gusto?
Pan de corteza crujiente y algo que no sea light encima, debajo, entre medias o dentro. Comer con las manos.
¿Un placer anacrónico?
La mantequilla demi-sel y las cazuelas de cobre.
¿Un placer que no cueste dinero?
Que me inviten a comer y a ser posible que me lo digan justo antes de pagar.
¿Un placer del que avergonzarte?
Cortarme las uñas de los pies y llevar chandal.
¿Un placer fuera de tu alcance?
Leerme todos los libros, comer en todos los restaurantes buenos del mundo y comerme todos los pinchos de una barra del Casco Viejo de Donosti más algún bocadillo. Y no sentirme culpable después.
¿Un placer irrenunciable?
Cerveza fría, terraza, sol y amigos.
¿Un placer sobreestimado?
Las vacaciones de verano en la playa. Hay arena en el culo aunque te sientes en una silla. Y las vacaciones de invierno esquiando, la última vez devolví el forfait dos días antes por agotamiento mental.
¿Un placer golfo y confesable?
Cuarto de kilo de frutos secos con el gaznate abierto, directamente de la bolsa, sin respirar. A casi cualquier hora del día. No molestar por favor.
¿Quién es Yago Márquez?
Yago, casi un cuarto de siglo. La comida forma parte de su vida, de sus pensamientos, de sus sueños y de sus preocupaciones. Madrileño, peludo, corto de vista y según el médico, con obesidad discreta, sin llegar a ser feo. Cocinero de profesión, músico frustrado y escritor en resurrección. La cocina francesa le dio más collejas que alegrías. Según él, París es la ciudad más bonita del mundo, Madrid en la que mejor se vive y Donosti en la que mejor se come. Tuvo un blog y lo abandonó como a un anciano en una gasolinera. En menos de dos semanas aterrizará en Shanghai intentando que no se note que está completamente perdido, junto con un loco italiano llamado Max.
Inteligente Yago, stop, imprescindible personas así.
¿Shangai? ¿Tan lejos se fue?
Yo que iba a pedir su teléfono para agendarle una cita, con ese cuestionario (salvo eso de esquiar) había encontrado mi alma gemela.
Yago,
un gran tipo,
yo le conozco,
destila olor a Madrid,
y es un gran conversador,
da gusto trabajar con él…
ey! el gran pepelu in person! ostias qué nivelazo va tomando este blog! salud tupo!
Pepelu tienes razon¡¡
puro Madrid
pero mejor amigo y gran escritor
ESKERRIK ASKO MUTIL¡¡
vaya con yago, parece mentira…pobre como debe tener el ojete estos dias, juas, juas,
ADELANTE QUE TODO IRA BIEN
POC A POC I BONA LLETRA decia mi awela…
Yago, mucha suerte y muchas felicidades
no te vamos a olvidar ….
mucho mas amigo que cocinero y mira k so es dificil,un abrazo campeon eres el mejor!!!!hablamos la proxima semana…
Desde tipo me habló, y muy bien, el crítico Miquel Sen. No en vano era el flamante ganador de su concurso de relatos gastronómicos. Tiene arte culinario y literario, ojo al parche.
mesié náugrafo, este yago márquez es muy bueno, doy fe de su arte culinario, cocina como un tigre de bengala el muy canalla. y escribe con garra, como un verdadero corresponsal de guerra de esos que tienen el pellejo como el de la txistorra, frito. salud!
Yo tengo el orgullo de haber trabajado con el.
És de verdad un grande.
¡ Qué sobrinazo tengo ! Algo lejos se ha ido pero espero volver a leerle y a SABOREARLE !!
no tuve el placer de verlo en acción pero lo conosco y se que es una mente gastronómica muy capaz que al menos tuve la suerte de conocer al pasar por la partida de repostería en MB!!
un abrazo yago que todo este de lo mejor en shangai!!
Dóbler, me gustaría desayunar entre vaporeras de bambú. Ya sueño con esos Xia long bao, aunque sea a las cinco de la madrugada…
¡¡ Bravo, Dóbler !!
Las vaporeras de bambú y sus sorpresas a las cinco de la madrugada.