De jamar y quedarte mudo

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O de una comida en el Kako, que es un sitio sin chorradas que gusta un huevo por estos lares.

Hay ocasiones en que las sorpresas llegan a la vida de uno sin esperarlas. Cierto que uno busca tropezarse, pero las novedades casi siempre se quedan en agua de borrajas, en un pudo ser y gatillazo, chaval. Ocurre en las relaciones entre personas, muy a menudo, conoces a alguien, promete la cosa y decepción para el macuto.

Lo mismo ocurre con los restaurantes. Oyes, vas, comes, te decepciona o, quizás, te entusiasma. Puede que el nombre, la fachada, la decoración o el servicio te inviten a soñar con un momento de desconexión de nuestra porca vida y al final te largues igual que como entraste. Y en muy contadas ocasiones, desgraciadamente, te piras del restaurante en una nube, extasiado, con la sensación de haber descubierto una nueva arcadia.

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Hoy quiero escribir sobre un paraíso de ésos, a mí me lo parece. Así, de primeras, es un templete sin grandes aspavientos que sorprende en cada uno de sus platos: es el Kako, en Astigarraga.

Un local como otro cualquiera, sin estridencias; con una carta centrada en el pescado aunque los carnívoros tienen sus opciones. Un plato secreto, nunca está en la carta y rara vez el camarero te lo dice, lo tienes que descubrir tú mismo: los pimientos rojos rellenos de chipirones en su tinta. Lo flipas en colores, colega. Cómo algo tan poco sugerente puede hacerte disfrutar tanto. De verdad.

Un revuelto de hongos que te nubla la mente. Lo comes sufriendo porque sabes que se acabará y que ese plato muera es lo último que deseas. Es una nueva sensación ésta del sufrir comiendo porque sabes que se acaba. Da mal rollo.

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Pescados muchos y variados: Bacalao a la parrilla, rape y esas cosas típicas. Soy confeso anti pescado, lo como pero jamás lo he disfrutado. Han sido muchas las horas en mi infancia delante de la pescadilla sin probarla, demasiadas, reconozco el elevado precio que dejaron aquellas interminables broncas de mi madre para que comiera: no me gusta el pescado. Pues en el Kako me zampo una lubina al horno, con un sofrito de ajos que me hace reconciliarme con el bicho marítimo ese. Desde aquella lubina, permito que mi chica cocine en casa lubina con sofrito. Ni de coña es lo mismo, pero me abre el horizonte, honorato. ¡Quién me lo iba a decir!

Y postres ricos, no son tan sorprendentes pero destacan las torrijas de toda la vida, las de pan de hace varios días, ahogaditas en leche con canela y fritas: deliciosas. Y una tarta de queso con helado de manzana reineta absolutamente monstruosa.

No me olvido del bebercio. Siempre pido el mismo: Gewürztraminer de Viñas del Vero que me convence una y otra vez de que con un Somontano la gozas bien gozada.

Termina con un Gin Tonic Seagram’s, en pecera-piscina, con mucho hielo, servido con el toque exacto, ese que te permitiría ventilarte quince seguidos, de una tacada.

Y sales flipando y con el bolsillo fresco. Siempre he sido mal estudiante y las clases de epítetos me la perdí, así que perdonarán mi pobreza calificativa. Pero como se trata de sentirla, da igual que seas mudo. Como el enano listo de la Blancanieves.

Crédito fotográfico by López de Zubiria.

6 comentarios en “De jamar y quedarte mudo

  1. Elena

    Muy bien escrito, di que si!!!. Y a ver cuando vuelvo al Kako yo tambien, que suelo ir en muy buena compañia y siempre salgo en las nubes!!!

  2. Paco

    Tu te lo pierdes, pero si no te gusta el pescado mejor… para los demas, así no se agotarán(que al paso que vamos) Buena crónica mal estudiante.¿Y profesor qué tal eres?
    Un abrazo.

  3. JKE

    ¿Siguen esas opiniones en vigor? ¿Algún otro lugar entre Irún y Hernani para comer entre semana de menú ejecutivo (o para el FDS, aunque sea a la carta)?

    Gracias por adelantado.

  4. kerman

    Yo he estado unas 3 veces en el Cacos, la última en junio, y te puedo decir que sigue en vigor esta opinión. Comí unos guisantes pequeños que lo flipas en colores.

  5. maddi

    Un buen sitio para comer entre Irun y Hernani y quedar bien por menos de 13 euros es el Zuketz de Errenteria,buenisma elaboracion ( nada de filetes con patatas) y buen gusto. Eso si, como tengas el hambre de un camionera…mejor no…..:) Despues de este sitio empeze a cuestionarme porque algunos restaurantes cutres de la parte vieja piden semejantes precios porque platos que ni en su presentacion lo valen….

  6. Rikardo

    Totalmente de acuerdo. Les conozco desde hace muchos años.Desde sus inicios, y es ese restaurant del que cuando sales por la puerta, ya estas pensando en volver. Con sencillez y humildad han llegado al número uno. Como mucho uno de los mejores lugares para comer en Gipuzkoa, Euskadi y el mundo!!

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