El día después

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urbasa

O de cómo un programa es capaz de despejarte más que un café bien cargado.

Andaba algo preocupada. La noche anterior no había pegado ojo y temía que el sueño decidiese arroparme en el momento más inoportuno. A ver si la voy a pifiar ahora, me dije, ahora que dan las once. Recé para que mis párpados no se empeñasen en materializarse en persianas automáticas, recurrente juego sucio al que me someten de vez en cuando…

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Crédito fotográfico by Sara Santos (En la foto «el gran Andoni Etxarri» junto a un pinche de cocina)